En el primer trimestre del 2024, la deuda mundial aumentó 1.3 billones de dólares para alcanzar un nuevo récord con un saldo de 315 billones de dólares, desde los 307 billones del cierre de 2023, destacó el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF por sus siglas en inglés).
De ese monto, la deuda de los mercados emergentes superó los 105 billones de dólares, y los mayores aumentos provinieron de China, India y México, señaló.
Se espera que con las tasas de interés retrasando su ciclo de bajas y la alta inflación, se tense más la deuda, afectando especialmente a las economías en desarrollo, anticipó.
Lo anterior, explicó, porque los déficits presupuestarios de algunos gobiernos siguen aumentando más respecto a los niveles prepandémicos y se proyecta que contribuirán alrededor de 5.3 billones a la acumulación de deuda global este año.
Por el contrario, Corea, Tailandia y Brasil tuvieron las caídas más significativas en el valor en dólares de su total deuda, ponderó en el monitor que dio a conocer este martes.
Refirió que después de tres trimestres consecutivos de caída, la relación deuda/PIB mundial reanudó su trayectoria ascendente entre enero y marzo del presente año.
Según el reporte titulado “Navegando por la nueva normalidad”, en todos los mercados maduros, la deuda se incrementó más rápidamente en Estados Unidos y Japón; en el país nipón el IIF consideró que un yen más débil debería respaldar la dinámica de la deuda del gobierno y las empresas japonesas.
Detalló que los niveles totales de deuda en los mercados maduros se mantuvieron prácticamente estables en el primer trimestre del 2024.
Esto por una reducción en el endeudamiento de los hogares y las sociedades no financieras, lo que compensó el continuo aumento del endeudamiento de las administraciones públicas y del sector financiero, indicó.
Así, reiteró, el aumento general se concentró principalmente en Estados Unidos y Japón seguidos por Irlanda y Canadá, mientras que los descensos más relevantes se observaron en Suiza y Alemania.
Hizo ver que, dada la “pegajosa” inflación en EU, y el esperado retraso en los recortes de tasas de la Reserva Federal (Fed), un repunte del dólar –con el Banco Central Europeo (BCE) comenzando a flexibilizarse– podría volver a poner en primer plano las tensiones de la deuda pública, particularmente para los países en desarrollo.
También advirtió que las crecientes fricciones comerciales y una fragmentación geoeconómica más profunda, podrían disminuir la capacidad de servicio de la deuda externa de los mercados emergentes.