En una decisión inédita desde que se instauró la V República francesa en 1958, el presidente francés, Emmanuel Macron, hizo una lectura nacional de unos comicios europeos y decidió este domingo convocar elecciones legislativas anticipadas por el aplastante triunfo de la ultraderecha de Marine Le Pen.
«No podría seguir, al término de esta jornada, mirando hacia otro lado (…) decidí devolver la palabra de nuestro futuro parlamentario a través del voto», dijo con gesto serio el presidente galo, en una alocución televisada decidida cuando los sondeos a pie de urna auguraban un batacazo para su lista.
Con un poco más del 85,8 % escrutado y a falta de que acabase el conteo en las grandes ciudades -proclives a la izquierda-, la lista de Jordan Bardella (delfín de Le Pen) obtuvo el 34,05 %, a distancia de la de la macronista Valérie Hayer (14,44 %), seguida muy de cerca por el Partido Socialista (PS) encabezado por Raphaël Glucksmann (13,20 %).
Así, la ultraderecha lepenista alcanzaría 30 de los 81 eurodiputados en liza, muy por delante los 14 del campo de Macron.
«La subida de los nacionalistas, de los demagogos, es un peligro para nuestra nación, pero también para nuestra Europa y para el lugar de Francia en Europa y en el mundo», advirtió Macron.
Los franceses regresarán así a las urnas el 30 de junio, en primera vuelta, y el 7 de julio, en la segunda, para escoger los 577 diputados de la Asamblea Nacional francesa, actualmente con una mayoría relativa de Macron y sus aliados y con la ultraderecha de Agrupación Nacional (RN, en francés) como principal fuerza opositora.
Aunque es el presidente el que nombra al primer ministro, una hipotética victoria del RN podría condicionar esa elección y forzar a Macron a cohabitar con un Gobierno de distinto color político al suyo. El mandato de Macron concluye en 2027 y su actual primer ministro es Gabriel Attal.
Esta convocatoria de elecciones anticipadas a la Asamblea Nacional es la quinta desde la proclamación de la V República en 1958, después de 1997, 1986, 1981, 1968 y 1962.
Según fuentes del Elíseo, la decisión de Macron muestra «audacia» para intentar «superar» la situación creada. «Nunca hay que tener miedo del pueblo francés», añadieron.
La segunda vuelta de las elecciones tendrá lugar menos de tres semanas antes del inicio de los Juegos Olímpicos de París (26 de julio), pero las fuentes aseguraron que ese evento «no se verá afectado» sea cual sea el resultado de los comicios, ya que todo está listo tras «una preparación minuciosa».
Las nuevas elecciones llegarán solo dos años después de las de junio de 2022, en las que el macronista Renacimiento perdió la mayoría absoluta que había tenido en la legislatura 2017-22, lo que ha generado problemas al Gobierno a la hora de buscar socios parlamentarios para aprobar sus reformas.
Para Marine Le Pen, los resultados del RN son los mejores de un partido en Francia en unas europeas en los últimos 40 años y demuestran que ya son «la gran fuerza de la alternancia en Francia».
«Estamos listos para asumir el poder si los franceses nos dan su confianza», aseguró Le Pen, candidata a las presidenciales de 2012, 2017 y 2022, estas dos últimas con derrotas en la segunda vuelta frente a Macron.
En una jornada con una tasa de participación estimada del 52,5 %, la más alta en 20 años, otras candidaturas con representación europea fueron la del izquierdista La Francia Insumisa (LFI), con entre el 8,13 %; la derecha conservadora de Los Republicanos (7,05 %); y el ultranacionalista Reconquista (5,40 %).
Con el escrutinio aún no terminado, los ecologistas franceses rozaban el umbral mínimo para llegar a la Eurocámara del 5 %, con el 4,99 %.
La difícil convergencia de listas anti-Macron
Tras el anuncio de Macron, las diferentes corrientes de la izquierda y de la derecha han empezado a hacer sus cálculos, de momento inciertos debido a divisiones internas.
El primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure, pidió lanzar «una coalición» de formaciones progresistas que «permita gobernar» a la izquierda.
En el mismo sentido, la diputada ecologista Sandrine Rousseau, apeló a los partidos izquierdistas y progresistas «a superar todas» las diferencias y unirse «para alcanzar el poder», una posibilidad remota en este momento.
De la parte de los ultranacionalistas, la cabeza de lista de Reconquista, Marion Maréchal -sobrina de Marine Le Pen que abandonó en RN en 2022-, tendió la mano su tía, a Jordan Bardella, a Éric Ciotti (derecha clásica) y al soberanista Nicolas Dupont-Aignan.
Esa hipotética unión es también complicada. El propio líder de Reconquista, Éric Zemmour, evitó hablar de la convergencia de las derechas en Francia durante su discurso pos-electoral.