Alain Delon, uno de los últimos monstruos sagrados del cine francés, murió este domingo a los 88 años en su mansión de Douchy, a unos 130 kilómetros al sur de París, lo que provocó un torrente de homenajes en el mundo del cine, pero también de autoridades de Francia y de personalidades públicas.
La noticia la dieron sus tres hijos, los mismos que hasta comienzos de este año se estaban enfrentando públicamente sobre el estado de salud y la asistencia que necesitaba este hombre que había dado un bajón con un accidente vascular cerebral que sufrió en 2019.
En un comunicado, Alain Fabien, Anouchka y Anthony Delon anunciaron que su padre había muerto “serenamente” en su propiedad de Douchy “rodeado de sus tres hijos y de los suyos”, y pedían que se respetara “su intimidad en este momento de duelo extremadamente doloroso”.
Se sabe que ya antes de sufrir el ataque cerebral en 2019 se le había diagnosticado un cáncer, en concreto un linfoma, que su estado se deterioró en 2023 y que eso generó fuertes divergencias entre los hijos, que durante meses estuvieron lavando la ropa sucia en los medios.
Televisiones y cines modifican su programación
Una vez que se tuvo conocimiento de su fallecimiento este domingo, eso se convirtió en el único tema de actualidad en una Francia que está de vacaciones. Las reacciones se fueron sucediendo sin interrupción, mientras las televisiones, e incluso algunos cines, modificaban su programación para emitir películas del actor.
El presidente francés, Emmanuel Macron, fue uno de los primeros en recordar la figura de Alain Delon, en un mensaje en su cuenta de X en el que lo calificó de “monumento francés”.
“Alain Delon encarnó papeles legendarios e hizo soñar a todo el mundo”, destacó Macron, que se refirió a algunos de los personajes que marcaron su carrera, en películas como ‘Il Gattopardo’ o ‘Rocco e i suoi fratelli’ de Luchino Visconti, ‘Monsieur Klein’ de Joseph Losey o ‘Le Samouraï’, de Jean-Pierre Melville.
La ministra de Cultura, Rachida Dati, señaló que fue “el actor por excelencia, una verdadera leyenda, nuestra estrella más inmensa” de la que se admiraba “su belleza incandescente, su increíble carisma, con soltura y elegancia, pero también su libertad de artista, su audacia, su espíritu de protesta y, por supuesto, la absoluta perfección de su interpretación”.
En el mundo del cine, uno de los recuerdos más emotivos vino de la actriz Brigitte Bardot, que lo conocía desde 1958, que trabajó varias veces con él, la primera en 1961, y que dijo que Alain Delon “representó lo mejor del ‘cine prestigio’ de Francia, un embajador de la elegancia, del talento, de la belleza”.
“Deja un vacío abismal que nada ni nadie podrá cubrir”, se lamentó la que fue uno de los mayores símbolos sexuales del cine, que señaló que con su muerte ha perdido “un amigo, un ‘alter ego’, un cómplice” con el que compartía “los mismos valores, las mismas decepciones, el mismo amor por los animales”.
Una infancia difícil y la experiencia de la guerra
Nacido en Sceaux, cerca de París, el 8 de noviembre de 1935, quedó marcado desde niño por la separación de sus padres y por haber tenido que estar un tiempo en una familia de acogida, su infancia fue problemática, con expulsiones de varios colegios.
Aunque iba para charcutero -la profesión del segundo marido de su madre-, a los 17 años decidió adelantar su servicio militar y se vio embarcado en la guerra de Indochina.
Fue a su vuelta a Francia, mientras hacía diferentes trabajos de supervivencia cuando se convirtió en actor, animado por la actriz Michele Cardone y por Yves Allégret, que le dirigió en su primera película, ‘Quand la femme s’en mêle’ (1957).
Al año siguiente, en el rodaje de ‘Christine’ conoció a la que se convertiría en uno de los grandes amores de su vida, Romy Schneider, con la que formó una de las parejas más admiradas del cine.
En los años 60 y 70 rodó las películas que propulsaron su carrera y le convirtieron en uno de los actores de más fama internacional, empezando por ‘Plein Soleil’ (1960) de René Clément, en la que hacía de Tom Ripley, el conocido personaje de la novela en la que se inspira el filme, que había publicado cinco años antes Patricia Highsmith.
Alain Delon no consiguió triunfar en Hollywood y a partir de los años 80 su producción decreció. No obstante, fue en 1985 con ‘Notre Histoire’ de Bertrand Blier, con la que consiguió su primer César al mejor actor.
Una de sus últimas interpretaciones fue meterse en la piel del emperador Julio César en ‘Asterix aux jeux olympiques’ en 2008.
Fue siempre un hombre de derechas y gaullista, aunque en los últimos años se significó por mostrar su cercanía con el líder de la ultraderecha francesa, Jean-Marie Le Pen, y por algunos de sus posicionamientos públicos, por ejemplo contra la adopción por parte de parejas homosexuales.