CIUDAD DE MÉXICO, noviembre 17 (EL UNIVERSAL).- La operación de la Policía Nacional y los Mossos d’Esquadra en Cataluña, Barcelona, que terminó con 14 detenidos del Cártel de Sinaloa revela mucho de cómo operan estos grupos criminales y las venganzas que cobran cuando alguien no cumple con lo que le toca.
De acuerdo con la policía, todo comenzó con la desaparición de “una sustancia líquida que se pasa a sólida”, lo que han interpretado como metanfetaminas, que el grupo criminal suele importar desde México, impregnada en ropa, para luego extraerla en un laboratorio de drogas, que fue ubicado ya por las autoridades.
Un kosovar de 46 años debía entregar la mercancía a un hombre que el diario español “El País” identifica como Pablo L.A., líder del grupo criminal que hace negocios con el Cártel de Sinaloa en México y se moviliza en una silla de ruedas.
Algo salió mal. La mercancía no llegó y la policía española señala que Pablo decidió dar una lección con el kosovar: que la traición, el engaño o simplemente un mal negocio se pagan con la muerte.
El kosovar logró comunicarse con un primo, después de recibir una paliza, y le dijo que las cosas no salieron como pensaba y le pidió comunicarse con su esposa para que hiciera una denuncia.
No sólo la esposa, sino el padre del kosovar, cuya identidad no se ha dado a conocer, denunciaron el secuestro de su familiar.
Pero las cosas no quedaron allí. De acuerdo con el comunicado de la policía, el grupo criminal se comunicó con la familia del kosovar, para exigirles 240 mil euros (5.1 millones de pesos).
Un equipo conjunto de investigación formado por policías y los Mossos d´Esquadra se hicieron cargo de la investigación.
Según el diario “ABC#, se determinó que el hombre habría sido secuestrado por los miembros de la organización criminal entre el 31 de mayo y el 2 de junio.
Luego vino el hallazgo del vehículo del kosovar, en el que viajó de Italia, donde residía, a Barcelona. El auto, un Golf, se encontraba en un depósito municipal. Con los rastros encontrados, el equipo investigador determinó que en ese vehículo, la víctima fue trasladada desde una casa situada en Sant Andreu de Llavaneres (Barcelona) hasta una zona apartada y boscosa de la población de Botarell (Tarragona).
Finalmente, el 5 de agosto, el cuerpo del hombre fue encontrado allí, en avanzado estado de descomposición. Fue así que la policía determinó que el hombre fue asesinado quizá el mismo día de su desaparición, y que los criminales pedían un rescate por una entrega que nunca ocurriría, porque la víctima estaba muerta. Según “El País”, la policía sospecha que el objetivo de los criminales era saldar la deuda contraída por la ropa que se extravió.
Esta información no fue compartida con la familia, porque la policía quería hallar a los autores del asesinato.
Una decisión de la familia cambió el rumbo de toda la investigación. Los secuestradores les hicieron llegar una foto de su familiar, más muerto que vivo, torturado y golpeado, detalló “ABC”, aunque para ese momento el hombre ya estaba muerto. Las llamadas, detalló “El País”, parecían venir todas desde México, a decir por los prefijos utilizados.
Desesperados, hicieron un pago de 32 mil dólares en un monedero virtual de criptomonedas (unos 652 mil pesos mexicanos). Luego, confesaron el pago a la policía, que así pudo seguir el rastro de las personas ligadas a la transacción, a pesar de las medidas adoptadas por los delincuentes para dificultarlo.
Con ese seguimiento, la policía dio con la casa de Pablo L.A. y su mujer, el 22 de octubre. Él llevaba un arma corta. Luego hubo cateos en un restaurante y domicilios en Barcelona. El saldo final de la operación fue de 14 detenidos: 11 hombres y tres mujeres.
En uno de los departamentos revisados se encontró un laboratorio de metanfetamina clandestino, donde se extraía la droga impregnada en ropa o en zapatos. En otro domicilio encontraron las píldoras de cristal, ya preparadas.
No fue sino hasta el 24 de octubre que la esposa del kosovar fue informada de que su marido estaba muerto.