En la iglesia católica universal, el miércoles de ceniza es un día de fe marcado por un ritual que se remonta desde la antigüedad, nos da el punto de partida hacia un camino que los cristianos consideran un tiempo de penitencia, sacrificios corporales que conllevan en sí, un aliciente para la redención de las faltas.
En la actualidad, la tradición del miércoles de ceniza aún prevalece en la mayoría de quienes se dicen devotos de la fe, no así en las generaciones más recientes, quienes se muestran un poco renuentes e incluso incrédulos de las manifestaciones que rodean esta arraigada tradición.
Surgimiento de una tradición latente
En la biblia, específicamente el antiguo testamento, señala que los judíos de la época se cubrían de ceniza cuando realizaban algún sacrificio.
A pesar de que en el libro, no habla que se deba realizar el ritual tal y como lo conocemos, más de cuarenta pasajes de la biblia, asocian a la ceniza al duelo y al dolor.
Su origen se da, de esa necesidad de conectar con Dios, dado el significado propio de la cuaresma, como un tiempo de reflexión y sacrificio, la imposición de ceniza viene a reafirmar esa definición, por los simbolismos que antiguamente se le atribuían al polvo negro.
La ceniza y su simbolismo
La ceniza tiene como simbolismo principal, el arrepentimiento, la penitencia por los pecados cometidos, el recordatorio de nuestra mortalidad y nuestra banalidad.
Para los católicos, es importante formar parte de este rito, que suele darse luego de la celebración de la misa, no obstante, se fijan diversos horarios, con la finalidad de captar un mayor número de feligreses, que se den el tiempo de acudir en este acto de fe cristiana.
El ritual incluye la liturgia de pequeños pasajes de la biblia, seguidos de un breve sermón del sacerdote, en el que invita a la reflexión y el arrepentimiento por las faltas cometidas.
“Polvo eres y en polvo te convertirás”, es la frase que nos repiten al momento de marcar la cruz en la frente, como recordatorio de donde provenimos y hacia donde retornaremos, que suele ser sustituida por “arrepiéntete y cree, en el evangelio”, una frase con una connotación muy similar a la que Jesús le dijo a María Magdalena, según las escrituras, “vete, y no vuelvas a pecar”.
Muchas iglesias, en ese afán de hacer partícipes en mayor medida a la congregación, se les conmina a hacer un compromiso que abarque los cuarenta días, una especie de sacrificio, según las capacidades de cada persona y fuerza de voluntad.
¿De qué está hecha la ceniza?
La ceniza es el producto de la quema principalmente de ramilletes de palmas y otras hojas que durante el oficio del domingo de ramos del año anterior han sido bendecidos y que no se le dio otro uso.
Muchas iglesias, además de la quema de los ramos, recurren también a las imágenes religiosas que ya se encuentran muy desgastadas, que aprovechan para abastecerse de su reducción para esta importante ocasión.
El porqué del ayuno en miércoles de ceniza
Parte de la historia del porqué se ayuna en el miércoles de ceniza, nos lleva hacia el siglo IV, cuando la duración de la cuaresma se había fijado en cuarenta días, seis semanas previo al festejo de la Pascua.
No fue hasta los siglos VI y VII que cobró relevancia la abstención del alimento, llamado ayuno como una práctica religiosa para esta temporada, a manera de sacrificio corporal con tintes espirituales.
El ayuno en un principio se realizaba en domingo, día establecido para el inicio cuaresmal, lo cual representó un problema, ya que el domingo era considerado “día de fiesta” o “día del señor”, siendo entonces que se determinó mover el día al miércoles.
Desde entonces y hasta ahora, el ayuno tiene como significado el arrepentimiento, la penitencia y la disciplina espiritual; una manera de conectar con el sufrimiento de Cristo, esa hambre que él vivió en el desierto por cuarenta día y cuarenta noches.
Abstinencia de la carne
Antiguamente, la feligresía acostumbraba durante esta lapso, abstenerse de consumir carne principalmente la roja, económicamente más cara considerada como un lujo. A lo largo de los años, la iglesia continuamente invita a sus fieles a mantener esa tradición tanto en miércoles de ceniza, como cada viernes del resto de la cuaresma.
Ahora, en muchos recintos esa invitación ha dado un vuelco más humano, los pastores espirituales, ahondan en la idea de ser empáticos con los semejantes.
La invitación más recia es hacer el sacrificio de “no comer carne”, pero del prójimo, es decir, que se evite caer en la tentación de criticar los errores de terceros, respetar los siete mandamientos restantes de la ley de Dios, que hablan justamente del comportamiento que debe tener el hombre ante los ojos de Dios, actos de recalcan, son más agradables al ser supremo.
La flexibilidad ante esta medida, ha permitido exentar a aquellas personas, cuyo único alimento es justamente un trozo de carne; esto, dicen los presbíteros se permite, siempre y cuando se realice un acto de bondad, como compensación.