Por Memo Leal.
Todos los días en los encierros de Pamplona nacen nuevas historias.
El antepenúltimo de los sanfermines, que se corrió esta mañana, inició con un retraso de casi dos minutos, lo que ha sucedido en contadas ocasiones, a lo largo de su historia.

Comenzó poco después de las 8:01 de la mañana, debido a que un pedazo de cornisa de un balcón, se cayó en la cuesta de Santo Domingo.
Afortunadamente, solo le rozó el hombro a una persona que estaba debajo, sobre la banqueta, sin hacerle daño.

Después de que la policía revisó que todo estaba en orden, se escuchó el chupinazo para que se abrieran las puertas de los corrales y los seis astados de José Escolar comenzaron su carrera por las calles.
La manada se abrió paso entre los miles de corredores, otra vez, como el día anterior; en esta ocasión los toros cárdenos dejaron otra vez a los cabestros atrás, y entonces los bravos encabezaron el recorrido en el que hubo momentos de aprietos y muchas caídas, pero afortunadamente sin heridas por asta de toros.

Cuando los toros llegan al ruedo de la plaza La Misericordia, “los dobladores” que son profesionales que se asisten de un capote, encaminan a los animales a la puerta de toriles hacia los corrales donde termina el recorrido.
Pero hoy, uno de los astados, muy orientado, se fue hacia la barrera en donde normalmente se encuentran corredores sobre el estribo; y hacia ellos se fue el astado tirando varios derrotes, embistiéndolos, obligándolos a tirarse de cabeza al callejón.

En un principio parecía que podría haber cornadas, pero en la repetición que emite Televisión Española, se pudo notar que sólo fueron golpes, lo que después fue confirmado por los servicios médicos de Navarra.
Ese incidente del astado cárdeno de José Escolar, elevó a 2 minutos 43 segundos la duración del recorrido, convirtiéndolo, hasta hoy, en el más largo de los famosos encierros de este año, que mañana continúan con el ganado de La Palmosilla.
Por lo pronto, esta tarde los de Escolar serán lidiados por “Rafaelillo”, Fernando Robleño, en su despedida de Pamplona; y el colombiano Juan de Castilla.



