Uno de los carteles más modestos de San Fermín propició la corrida más interesante de las seis que se han celebrado, pues los toros de José Escolar, algunos de muy seria presencia, exigieron mucho a tres toreros que verdaderamente estuvieron a la altura.

El español “Rafaelillo” y el colombiano Juan de Castilla lograron cortar una oreja cada uno; mientras que Fernando Robleño, quien se despidió esta tarde de una plaza en la que toreó nueve ocasiones, pudo haber conseguido inclusive dos apéndices, pero sus fallas con la espada en cada uno de sus toros lo impidieron.

Sin embargo, Robleño tuvo la actuación de más oficio, técnica y torería de todo el festejo. Sus dos astados de José Escolar nunca se la pusieron fácil, pero el madrileño, decidido, valiente, además, se puso cerca, se cruzó en sus cites y consiguió momentos donde corrió la mano con sabor y buen gusto.
“Cartero”, con casi 600 kilogramos fue el último toro de su carrera en los sanfermines.

“Los toros fueron exigentes y creo que mostré condiciones óptimas que requirieron cada uno. Y como hoy ha sido la vez 37 que me pongo delante de toros de Escolar ya los conozco y eso ayudó mucho. Una pena la espada que me privó del triunfo que esperaba hoy”, contó, vía telefónica, Fernando, el madrileño, desde Pamplona.

“Rafaelillo” cumplió con decoro en el primero de la tarde, un animal soso pero listo.
Y con el cuarto le echó valor, variedad y actitud.

Cuando toreaba con la muleta, el animal se le coló y lo trompicó dramáticamente no sólo una vez, sino que cuando el torero trató de ponerse a salvo, el astado lo enganchó por el muslo en un seco derrote que lo mandó por los aires; y estando en el suelo vinieron las otras tres embestidas con saña del animal que, por fortuna y dentro de lo malo, sólo le dio una paliza, porque pudieron ser varias cornadas.
Volvió a la cara, le pegó meritorios muletazos y lo mató, ya maltrecho el torero, de una estocada, apareciendo el rictus de dolor y hasta el llanto que fue también colaborador para que le dieran una oreja, tras un aviso.


Se fue a la enfermería y de ahí al hospital en donde confirmaron serios golpes, pero no cornadas.
Dispuestísimo salió el colombiano Juan de Castilla. Un ajustado quite por gaoneras al toro primero de Robleño.
Ya con el tercero que le correspondía, el sudamericano aprovechó a un animal que fue muy bueno con emotividad y bravura, realizando una faena de determinación y entrega, de rodillas, de pie; por el derecho, el izquierdo, y luego adornos que remataron la faena y al ser rubricada con una estocada en la que el astado prendió del abdomen al torero de muy fea manera con un derrote seco, le valió a De Castilla la primera oreja de la tarde, pese al aviso.
Su segundo fue un manso de solemnidad que no embistió, arrollaba, con la cabeza alta terminando los pocos muletazos con el testuz aún más arriba.
Habilidoso estuvo matando a ese toro distraído con el que nada se podía hacer pues nunca se enteró de nada, oyendo un aviso y una ovación.
PARTE MÉDICO
Los doctores informaron desde el hospital, sobre “Rafaelillo”, lo siguiente:
“Fuerte traumatismo torácico con afectación de varias costillas y neumotórax’. Se encuentra ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos, bajo observación cuando menos 72 horas”.



