Guadalajara volvió a teñirse de sangre. Ernesto Barajas, vocalista del grupo Enigma Norteño, fue ejecutado a balazos la tarde de este lunes en una pensión vehicular.
De acuerdo con los primeros reportes, sicarios en motocicleta se acercaron al coche del cantante y dispararon a quemarropa, dejándolo sin vida en el lugar.
Minutos después del atentado, apareció una narcomanta atribuida al CJNG, en la que lo amenazaban directamente por cantar corridos y por presuntos vínculos con “El Aquiles” y “La Rana”, operadores del Cártel de Sinaloa.
No es la primera vez que un artista ligado al género es silenciado por el crimen organizado. En 2023, Barajas ya había recibido advertencias del CJNG para no presentarse en Tijuana, donde se le vinculaba como protegido de los hermanos Alfonso “El Aquiles” y René “La Rana” Arzate García, capos del Cártel de Sinaloa relacionados con el tráfico de fentanilo.
El caso recuerda al de Camilo Ochoa, otro cantante asesinado tras ser amenazado por narcos, lo que confirma la guerra del crimen organizado contra artistas ligados a los corridos y a sus posibles nexos con cárteles rivales.
El asesinato de Ernesto Barajas en Guadalajara no solo sacude a la industria musical, sino que también expone de nuevo el poder del CJNG y la peligrosa relación entre la música de corridos y el narcotráfico en México.



