La Comisión Permanente del Senado de la República ha sido el escenario de un bochornoso enfrentamiento entre el presidente del Congreso de la Unión, Gerardo Fernández Noroña, y el coordinador de la bancada del PRI, Alejandro “Alito” Moreno. La trifulca, que comenzó como una acalorada discusión, escaló rápidamente a los golpes, en un incidente que pone de manifiesto la profunda polarización y falta de diálogo que prevalecen en el más alto nivel de la política mexicana.
El altercado se desató en la última sesión presidida por Fernández Noroña, quien ha estado al frente de la Comisión Permanente. Según lo reportado, Moreno, también líder nacional de su partido, solicitó el uso de la voz. Al serle negada, estalló en cólera y se dirigió directamente al morenista.

Noroña le refutó con un “no vengas a provocar” e inmediatamente lo empujó, lo que marcó el inicio de la agresión física.

El intercambio de golpes escaló rápidamente. El senador de Morena retrocedió, protegido por miembros de su equipo, entre ellos la legisladora Dolores Padierna, quien por poco resultó herida. Por su parte, un encolerizado “Alito” Moreno continuó lanzando puñetazos.
En medio del caos, un trabajador de Noroña intentó interponerse para detener el enfrentamiento, pero recibió un fuerte golpe por parte del priista que lo derribó. Lejos de cesar en su agresión, Moreno continuó atacando a Fernández Noroña y, en un acto repudiable, le propinó una patada al empleado que yacía en el suelo. El diputado priista Carlos Moreno Macilla, que acompañaba a “Alito” Moreno, también se unió a la agresión contra Fernández Noroña, pero fue intervenido.
“Cobarde, cínico y patán”: las acusaciones de “Alito” Moreno
Tras la vergonzosa trifulca, y una vez que su participación en la sesión permanente fue frustrada, Alejandro “Alito” Moreno convocó a una rueda de prensa para “justificar” su conducta. En su declaración, Moreno señaló que la lista de oradores había sido aprobada previamente por la mesa directiva. No obstante, Noroña, a quien calificó de “cobarde, cínico y patán”, ignoró el acuerdo de manera “intransigente e intolerante”.
El tema de debate que se le negó al líder priista era la controversia sobre la “traición a la patria”, desatada por la senadora panista Lilly Téllez al solicitar la intervención del ejército de Estados Unidos en México. A pesar de que la agenda de la sesión se centró en este tema y otros representantes de los partidos ya habían expuesto sus puntos de vista, a Moreno se le impidió la palabra, lo que provocó que la sesión se levantara de manera abrupta.
Moreno afirmó que, en un primer momento, esperó a que concluyera el Himno Nacional y se acercó a Noroña para reclamarle por no respetar el acuerdo previamente pactado por la comisión. “¿Qué hizo?, como siempre, este barbaján, este patán, a empujarme, y ya les dije: es chiquito, por eso lo exhibimos como lo que es, un cobarde”, declaró Alejandro Moreno, evidenciando la animadversión personal que existe entre ambos líderes políticos.
Noroña acusa amenazas y anuncia acciones legales
Por su parte, el senador Gerardo Fernández Noroña compareció ante la prensa para indicar que denunciará penalmente a ‘Alito’ Moreno y a otros legisladores que participaron en el altercado.
Acompañado por Adán Augusto López y su colaborador Emiliano González con collarín, aseguró que él no agredió físicamente a nadie e incluso afirmó haber recibido amenazas de muerte, por lo que procederá legalmente no solo por las agresiones, sino también por las lesiones causadas a su trabajador.
El legislador de Morena ha anunciado que solicitará el desafuero tanto de “Alito” Moreno como de los demás involucrados en la agresión, con el fin de que respondan por sus actos ante la justicia. Noroña insistió en que no se le negó la palabra al priista de manera arbitraria, sino que hubo una situación “sistemática” que impidió su participación.
Este lamentable suceso, que deja al descubierto la fragilidad del diálogo político en el país, ha sido duramente criticado por analistas y por la sociedad en general, que ven en estos actos un reflejo de la falta de madurez y de respeto que impera en la clase política mexicana.



