La historia de los Niños Héroes forma parte invaluable del pasado que ha pasado de generación en generación en México, un recordatorio del valor y el sacrificio de unos jóvenes militares por la defensa de su país.
Al conmemorarse el 178 aniversario de la gesta histórica de Chapultepec ocurrido durante la invasión estadounidense a México en 1847, echemos un vistazo a quienes hoy son considerados héroes de la patria.
¿De dónde nace la expresión de “Niños Héroes”?
La historia y los registros militares identifican a seis cadetes que murieron durante gesta heroica de la defensa del castillo de Chapultepec. Sus nombres, a la fecha, continúan recordándose, pero, ¿realmente eran unos niños?

La edad de los seis cadetes oscila entre los 13 y los 20 años, dada su corta edad, es posible que ante la magnitud del hecho se les haya considerado como muy jóvenes para morir.
De acuerdo a la historia, hubo un elemento del ejército contrario, que al observar el rostro de los soldados acaecidos, expresó con asombro la frase ¡Pero si apenas son unos niños!, a partir de ahí es que se les considera como “Niños Héroes”.
¿Quiénes fueron los “Niños Héroes”?
Agustín Melgar, cuyo nombre completo es Agustín María José Francisco Javier de los Llanos Melgar Sevilla, y originario de Chihuahua, nació un 28 de agosto de 1829, hijo del teniente Coronel Esteban Melgar y María de la Luz Sevilla. Siendo apenas un niño perdió a ambos padres, por lo que fue criado por su hermana Merced en la Ciudad de México.

Con 17 años ingresó al Colegio Militar, de donde al año siguiente, en 1847 se le expulsó por haber faltado injustificadamente a una revisión del comisario, pero poco después se le volvió a aceptar. Aquel 13 de septiembre de 1847, en ese ataque de las tropas estadounidenses durante la batalla de Chapultepec, recibió varios disparos, quedando gravemente herido. Pese a que fue trasladado a un hospital para ser atendido, se le amputó una pierna y perdió la vida durante la madrugada. Tenía 18 años.
Fernando Montes de Oca. Su nombre real era José Fernando Antonio Montes de Oca Rodríguez. Nació en Azcapotzalco, Ciudad de México, el 29 de mayo de 1929. Sus padres fueron José María Montes de Oca y Josefa Rodríguez. En enero de 1847 ingresó a la Primera Compañía de Cadetes del Colegio Militar.

Con 18 años, el cadete Montes de Oca, cayó muerto en la puerta que defendía cuando un soldado de los Estados Unidos pasó por una ventana, disparándoles por la espalda. Su cuerpo fue encontrado tres días más tarde.
Francisco Márquez es el cadete más pequeño, contaba con apenas 13 años. Aunque no existe fecha especifica, se cree que nació un 8 de octubre de 1834 en Guadalajara. Su madre fue Micaela Paniagua, una mujer que tras la muerte del padre de Francisco, contrajo nuevas nupcias con capitán de caballería del 99° Regimiento, de nombre Francisco Ortiz. El 14 de enero de 1847 se enlistó en el Colegio Militar, también en la primera Compañía de Cadetes.

Aquel 13 de septiembre de 1847, Márquez fue uno de los que siguieron al capitán Alvarado cuando intentaba saltar por una de las ventanas del castillo y descender por una ladera del cerro. Su cadáver baleado fue encontrado en el lado este del cerro junto al cuerpo de Juan Escutia.
Juan de la Barrera, cuyo nombre real era Manuel Juan Pablo José Ramón de la Barrera, nació el 26 de junio de 1928 en la Ciudad de México. Fue el hijo menor del teniente coronel Ignacio María de la Barrera Troncoso y María Josefa Inzáurraga Carrillo. El 15 de febrero ingresa al Colegio Militar.

En diciembre de ese mismo año fue ascendido a subteniente de artillería, y adscrito a la cuarta compañía, luego de tomar partido en el Pan de Regeneración Política. Aunque ya no pertenecía al Colegio, continuó en Chapultepec hasta su muerte.
Juan Escutia. Juan Bautista Pascasio Escutia y Martínez, nombre completo, nació el 22 de febrero de 1827, en Tepic, sus padres fueron Antonio Escutia Ubirichaga y María Dolores Martínez Quintero. De él se sabe que no había registro en las listas del Colegio Militar, por lo que se presume era miembro del Batallón de San Blas.

Sobre él recae el mito de que se envolvió en la bandera para evitar que fuera tomada por el ejército invasor, lanzándose al vacío. De acuerdo a los estudios, cayó muerto herido de bala en la ladera poniente del cerro, sobre una roca.
Vicente Suárez. Su nombre completo era José Vicente de la Soledad Suárez Ortega. Nació el 3 de abril de 1834, en el municipio de Xochitlán de Vicente Suárez, México. Fue hijo del militar y primer ayudante de caballería, Miguel Suárez y de María de la Luz Ortega de Suárez.

En 1845, con doce años, ingresó en el Colegio Militar e incorporado a la segunda compañía de cadetes. Durante la batalla México-Estados Unidos, fue uno de los seis que se negaron a abandonar el castillo, luchando hasta el final junto al Batallón de San Blas. De todos fue el primero en morir, al encontrarse en el puesto de centinela en la entrada del Castillo de Chapultepec.
La defensa del Castillo de Chapultepec por los “Niños Héroes”
Para el 13 de septiembre de 1847, las fuerzas de Estados Unidos habían avanzado significativamente y se acercaban a la Ciudad de México. El último bastión importante para defender la capital era el Castillo de Chapultepec, que en ese tiempo funcionaba como el Colegio Militar. Los cadetes, jóvenes que se estaban formando como futuros oficiales, se encontraban ahí, listos para unirse a la batalla.
Aunque el ejército mexicano estaba en desventaja, los cadetes del Colegio Militar, muchos de ellos muy jóvenes, se negaron a rendirse. Combatieron junto a otros soldados para proteger el castillo.
El mito del “salto de Juan Escutia”
Uno de los momentos más dramáticos de esta gesta es el mito de Juan Escutia. La leyenda popular cuenta que, al ver que la bandera mexicana iba a ser capturada por el enemigo, Escutia la envolvió en su cuerpo y se lanzó desde lo alto del castillo para evitar que cayera en manos de los invasores.
Sin embargo, los historiadores señalan que la evidencia histórica sobre este acto es escasa. Lo que sí se sabe con certeza es que Escutia fue uno de los que luchó hasta el final y cayó en combate. Aunque no hay certeza de que esto hubiese ocurrido, el simbolismo de su acto representa el coraje y la voluntad de proteger la soberanía de México hasta el último segundo de su existencia.

Este hecho marcó un antes y un después en la historia de México y en la forma en que son honrados los símbolos patrios. Benito Juárez García fue el primer presidente en honrar la memoria de los “Niños Héroes” y su gesta heroica y decretó el 13 de septiembre como día de luto nacional.
Cada 13 de septiembre, México conmemora la valentía de estos jóvenes. Su historia no solo honra a los cadetes que murieron, sino a todos los soldados que defendieron su país en una batalla desigual y que son recordados como un símbolo de patriotismo y un ejemplo de que la edad no es una barrera para entregar el corazón por el país.



