Cada 15 de octubre, se conmemora el Día Internacional de la Muerte Gestacional, una fecha destinada a sensibilizar sobre las pérdidas gestacionales, un tema que, por mucho tiempo, ha permanecido en el silencio.
Esta conmemoración nació en 1988, impulsada por grupos de apoyo a padres y madres que habían atravesado este doloroso proceso, con el fin de visibilizar el duelo que muchas veces se pasa por alto. La fecha busca honrar a los bebés que no llegaron a nacer y a las mujeres que viven esta pérdida, a menudo enfrentando un dolor solitario.

El Día de la Muerte Gestacional visibiliza el dolor
Hablar de la muerte gestacional sigue siendo casi un acto no tan abordado. En México, miles de mujeres enfrentan este tipo de pérdida en silencio, ocultando su dolor por miedo al juicio o por no saber cómo nombrarlo.
En entrevista con JLMNoticias, la psicóloga Sonia Martínez Muñoz, con especialidad en tanatología, explicó que este tema continúa siendo un tabú heredado por generaciones. En casa no se habla de la muerte, y mucho menos de este tipo de pérdidas. “Las mujeres callan por pena, por temor a ser juzgadas o porque revivirlo duele demasiado”, afirma.
Nombrar y validar una pérdida gestacional no solo es un acto de amor, sino también de salud mental. Cuando se reconoce el duelo, se previenen trastornos como la ansiedad, la depresión o el estrés postraumático. Negarlo, en cambio, puede perpetuar el dolor incluso en futuras generaciones. Las frases típicas como “Dios sabe por qué” o “échale ganas” no ayudan; lo que realmente sana es la escucha, el respeto y la empatía, sostiene la especialista.

México: más de 23 mil muertes fetales en un año
De acuerdo con datos del INEGI, tan solo en 2023 se registraron 23 mil 541 muertes fetales en México, lo que equivale a una tasa nacional de 67.5 por cada 100 mil mujeres en edad fértil.
Del total, 81.7 % ocurrió antes del parto, 17.2 % durante el parto y en 1.1 % no se especificó el momento. Además, 53.2 % correspondió a bebés del sexo masculino, 37.4 % al femenino y en 9.4 % de los casos no se registró el sexo.
Estos datos provienen de los permisos de inhumación emitidos por el Registro Civil y de la información digital aportada por la Secretaría de Salud. De acuerdo con especialistas de la Universidad de Guadalajara, las cifras reflejan una realidad aún poco visibilizada, donde muchas mujeres no reciben atención psicológica posterior a la pérdida, pese al riesgo de desarrollar secuelas emocionales graves.

Las principales Causas
Las causas más frecuentes de la mortalidad fetal incluyen complicaciones durante el parto, hemorragias previas al nacimiento, infecciones, restricción del crecimiento fetal y enfermedades maternas como la diabetes, la hipertensión o la obesidad. Se estima que una de cada diez muertes fetales está relacionada directamente con la salud de la madre.
Además, factores como la edad materna avanzada, el consumo de tabaco o la falta de atención médica durante el embarazo incrementan el riesgo. De hecho, más del 40 % de las muertes fetales se produce durante el parto, y la mayoría podría evitarse con atención médica de calidad y controles prenatales adecuados, de acuerdo con UNICEF.
El duelo que no se ve
El duelo gestacional es único, ya que no hay recuerdos compartidos ni despedidas, solo los planes interrumpidos y el vacío de lo que pudo ser. A diferencia de otros duelos, aquí se llora por alguien que nunca llegó a los brazos, pero sí al corazón.
“La pareja y la familia influyen directamente en la recuperación emocional. Acompañar sin juzgar es clave para resignificar la vida después de la pérdida”, señala la tanatóloga Sonia Martínez Muñoz. “No se trata de dejar ir el dolor de inmediato, sino de aprender a convivir con él. Con el tiempo, el recuerdo de esa vida perdida puede transformarse en un símbolo de amor y fortaleza.”

No solo se crea empatía, sino que también se impulsan cambios significativos en las políticas públicas que pueden atender de manera más efectiva la salud emocional de las mujeres. Romper el silencio permite que muchas otras personas que atraviesan este dolor puedan sentirse acompañadas, comprendidas y menos solas en su proceso de duelo. Es un acto de valentía y de sanación colectiva, que abre la puerta a la creación de redes de apoyo y a la normalización del tema.
Sanar no es olvidar. Es aprender a vivir con el recuerdo, a soltar la culpa y a honrar la vida que existió, aunque solo haya sido en el corazón.
No se trata de dejar ir el dolor de inmediato, sino de aprender a convivir con él. Con el tiempo, el recuerdo de esa vida perdida puede transformarse en un símbolo de amor y fortaleza. No se debe cargar con la culpa ni con el miedo al juicio, porque en este proceso, cada uno tiene su propio ritmo, y cada paso hacia la sanación es válido, sin importar cuánto tiempo lleve.

Reconocer el dolor es clave para sanar
En un mundo donde la maternidad y la paternidad son celebradas, es fundamental recordar que también existe un espacio para aquellos que enfrentan la pérdida. El Día de la Muerte Gestacional no solo sirve como un recordatorio de la importancia de visibilizar este duelo, sino también como un llamado a la empatía, al acompañamiento sin juicios y a la sanación colectiva. Reconocer el dolor y permitir que se exprese es un paso significativo para que las mujeres que atraviesan este difícil proceso puedan sanar.




