Aguascalientes cumple 450 años de historia, y el corazón de México está de manteles largos celebrando su cultura, su riqueza y, sobre todo, las tradiciones y características que nos hacen únicos frente al resto de los estados. Esta tierra hidrocálida destaca por su identidad propia, pero también es reflejada en su gente, su lenguaje, su arte y su gastronomía.
Aquí te compartimos cinco cosas que distinguen a Aguascalientes:
1: Modismos Hidrocálidos
En Aguascalientes tenemos expresiones que no son comunes en otras partes de México y que reflejan nuestra manera particular de comunicarnos. Un ejemplo clásico es la frase “bien mucho”, que usamos para exagerar alguna situación o cantidad. Por ejemplo, cuando decimos “hace bien mucho calor”, queremos enfatizar que realmente está haciendo bastante calor. Esta expresión es solo un pequeño reflejo del sabor regional que caracterizan nuestro modo de hablar.
Otra palabra muy típica es “reborujado”, que usamos para referirnos a algo complicado de entender, organizar o explicar. Imagina que te piden ayuda para llegar a un sitio y respondes “El camino está bien reborujado”, es decir, está muy enredado o confuso. Este modismo, aunque no lo creas, muestra la riqueza cultural y la creatividad lingüística de quienes vivimos aquí.


2: El bolillo con crema
El bolillo con crema nació entre los años setenta y noventa, cuando el INEGI trasladó sus oficinas centrales de la Ciudad de México a Aguascalientes debido al sismo de 1985 y a la descentralización del gobierno federal. Con este cambio llegaron muchas familias que trajeron sus costumbres culinarias.
Entre estas tradiciones llegó el bolillo con crema, que poco a poco fue adoptado y transformado por los locales, especialmente debido a la particular forma del bolillo hidrocálido, que es distinto al que se elabora en otras regiones. Con el tiempo, este antojito se fue reconociendo como un alimento diferente y característico, hasta convertirse en una tradición que hoy se puede encontrar en cualquier tiendita de la esquina.
Su popularidad creció gracias a la facilidad para conseguir sus ingredientes que son el bolillo, crema, jamón y chile jalapeño, que le aporta un sabor especial. En algunas versiones se añade cueritos, lo que le da un toque distinto y más auténtico.
El bolillo con crema también es conocido como “Torta de albañil”, debido a que es un alimento económico y muy consumido por quienes trabajan en la construcción. Asimismo, se le ha llamado “bolillo con resistol” o “bolillo de estudiante”, reflejando su carácter accesible y popular.
Incluso, para celebrar esta tradición, el 3 de julio se conmemora el Día del Bolillo con Crema, una fecha dedicada a este delicioso y emblemático antojito.

3: La chasca
En muchos estados de México, al elote desgranado servido en vaso se le conoce como “esquite”, una tradición que varía en sabores y nombres según la región. Sin embargo, en Aguascalientes lleva un nombre muy peculiar e identificable que es la “chasca”. Este término surgió gracias a la empresa local “La Huerta”, que originalmente tomó inspiración del nombre “chasca fruta” usado en Jalisco para identificar los helados de yogur con frutas trituradas
La empresa adaptó el negocio vendiendo helados con fruta bajo ese mismo nombre. Con el tiempo, la preferencia del público cambió hacia el elote preparado con mayonesa, queso, salsas y limón, por lo que “La Huerta” adaptó su negocio y empezó a enfocarse únicamente en ese popular antojito. De esta manera, se convirtió en un platillo típico y un símbolo gastronómico de Aguascalientes.

4: José Guadalupe Posada y la Catrina
José Guadalupe Posada es uno de los artistas más ilustres de Aguascalientes, reconocido por sus litografías que plasmaban escenas de la muerte y la vida popular mexicanas, con un fuerte contenido crítico y social a finales del siglo XIX y principios del XX.
Su obra más famosa es La Catrina, cuyo nombre original es “Calavera Garbancera”, una figura que representa a personas indígenas que renegaban de su origen para aparentar ser europeas y alcanzar una mayor posició social. El término “Garbancera” hace alusión a estas personas que vendían la legumbre garbanza y, metafóricamente, “vendían” una imagen distinta a la suya propia, negando su herencia indígena y tratando de adoptar costumbres, modas y actitudes europeas para ser socialmente aceptadas o valoradas. Posada creó esta figura crítica para denunciar esa negación de identidad y señalar la hipocresía y desigualdad social de la época.

Esta imagen se volvió un símbolo nacional, especialmente relevante en las celebraciones del Día de Muertos, y ha dejado una profunda huella en el arte y cultura mexicana. La Catrina encarna la idea de que, más allá de las apariencias, la muerte iguala a todos sin distinción. El trabajo de Posada influyó a artistas como Clemente Orozco, Diego Rivera, Francisco Díaz De León y Leopoldo Méndez, pero también convirtió sus calaveras en íconos que se usan para reflexionar sobre la desigualdad, la identidad y la historia de México.
En honor al artista, en el “Barrio del Encino”, en el Jardín del Encino, está el Museo José Guadalupe Posada, ubicado en un edificio histórico de 1850, fue remodelado para exhibir su obra y preservar su legado. Este museo cuenta placas originales, estampas, documentos y objetos relacionados con Posada y su época, además de exposiciones temporales y actividades culturales.


5: El Ferrocarril
La llegada del ferrocarril a Aguascalientes en 1884 marcó un cambio inesperado en la vida económica y social del estado. Fue recibido con gran celebración, ya que conectó a la ciudad con el centro y norte del país, impulsando el comercio y la industria. Gracias a que es el centro de México; Aguascalientes se convirtió en un importante centro ferroviario donde se establecieron grandes talleres para la construcción y reparación de locomotoras y material rodante, trabajos que comenzaron alrededor de 1897 y terminaron en 1903. Estos talleres fueron los más grandes de América Latina en su tiempo y dieron empleo a miles de trabajadores.


El “barrio de la estación” se formó alrededor de esta actividad, con talleres, viviendas y servicios para los trabajadores. La arquitectura del lugar fue por ingenieros estadounidenses llegados para supervisar la construcción, quienes trajeron consigo estilos anglosajones, construyendo casas de madera con jardines para su familia, mismas que aún existen en la colonia “Ferronales”. Hoy en día, la antigua estación es el “Museo Ferrocarrilero” que preserva la historia ferroviaria con mobiliario, herramientas y una galería de arte que celebra la cultura local, haciendo de este espacio un patrimonio valioso para Aguascalientes.
La llegada del ferrocarril no solo transformó la economía del estado, sino también su cultura y estilo de vida, consolidando al ferrocarril como un pilar fundamental en la actualización e innovación de Aguascalientes.





