Mataron al mejor presidente de México”, expresó entre lágrimas Grecia Quiroz García, esposa del alcalde Carlos Manzo, ejecutado la noche del 1 de noviembre durante el Festival de Velas, uno de los eventos más emblemáticos del Día de Muertos en la región.
La tragedia estremeció a Uruapan y al país entero. Carlos Manzo era reconocido por su valentía y por enfrentar de frente al crimen organizado que azota a Michoacán, uno de los estados más violentos del país. En vida, había denunciado en reiteradas ocasiones las amenazas y la falta de apoyo de las autoridades estatales y federales para combatir la violencia que se había normalizado en su municipio.

– Era un presidente con huevos, con valor, con la fuerza para alzar la voz ante la corrupción y el miedo que se vive todos los días en Uruapan –.Pese a contar con 14 elementos de seguridad y dos vehículos asignados para su resguardo, el alcalde fue asesinado a plena luz pública. Su muerte desató indignación y dolor entre los habitantes que lo reconocían como un hombre comprometido, cercano a la gente y decidido a transformar su entorno.
En su mensaje de despedida, Grecia Quiroz no solo honró la memoria de su esposo, sino que también hizo un llamado profundo a la conciencia y la educación en México.
Está llorando otra madre, la madre del hombre que asesinó al alcalde Carlos Manzo. Si a ese hijo lo hubieran educado con amor, si le hubieran enseñado el valor de la vida, hoy no habría atentado contra ella”.
Grecia Quiroz, expresó con la voz entrecortada.
El mensaje de la viuda resonó como un reclamo hacia una sociedad que parece acostumbrarse al horror. Entre aplausos y velas encendidas, miles de personas acompañaron el cuerpo del edil, exigiendo justicia, paz y el fin de la impunidad.
Carlos Manzo no solo fue presidente municipal; fue padre, esposo y un hombre que decidió luchar hasta el último momento por su gente. Su nombre se suma a la lista de funcionarios que han sido silenciados por alzar la voz, en un México donde la violencia continúa arrebatando vidas y esperanzas.

Murió sin imaginar que esa noche se convertiría en uno de ellos. Así es la vida en México: un país lleno de dolor, de angustia, del no saber si regresaremos o si estaremos vivos el día de mañana.La voz de Grecia, quebrada por el dolor, se convirtió en símbolo de resistencia y amor. Su despedida no solo honra al hombre que perdió, sino que también evidencia la herida abierta de un país que llora a sus líderes mientras exige justicia.



