El periodista Luis Chaparro, director de Pie de Nota, aseguró que el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, fue consecuencia directa de la indiferencia del gobierno mexicano, la impunidad y la corrupción que permiten el avance del crimen organizado en el país.
Durante una entrevista exclusiva con JLMNoticias, Chaparro afirmó que Carlos Manzo fue asesinado por sicarios que recibieron 50 mil pesos a cambio de su vida:
“Pagaron veinticinco mil pesos a cada uno, les dieron una pistola vieja, oxidada, con récord criminal, para matar a un presidente municipal que sólo pedía ayuda y justicia”, reveló.
El periodista explicó que Pie de Nota había entrevistado en varias ocasiones a Carlos Manzo y que incluso se preparaba un documental sobre su lucha contra el crimen en Michoacán. Sin embargo, el homicidio interrumpió el proyecto.
“A Manzo lo mató primero la indiferencia del gobierno mexicano, lo mató la impunidad y la corrupción, y finalmente el poder casi infinito de los actores criminales en este país”, sentenció Chaparro.
El comunicador también criticó la respuesta del gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, a quien señaló de tener presuntos vínculos con el crimen organizado.
“Los michoacanos saben perfectamente de las ligas criminales de Ramírez Bedolla. Es algo que vamos a documentar en nuestro proyecto Narcopolíticos.com”, adelantó.
Chaparro recordó que el propio Manzo advirtió que si algún día lo mataban, el pueblo de Uruapan “se levantaría como una fiera enardecida”.
“Y tenía razón —dijo—, ya vimos las reacciones del pueblo, las marchas, la indignación. Este crimen no sólo es un atentado contra él, es un atentado contra México, contra todos los que todavía creen que se puede hacer las cosas bien.”
El asesinato del alcalde se suma a la larga lista de homicidios contra líderes sociales y políticos que se han enfrentado al narcotráfico en Michoacán, entre ellos Hipólito Mora y su sobrino, así como Bruno “El Bravo”, productor limonero.
“Otra vez las condolencias llegan tarde”, lamentó Chaparro. “Matan no sólo a los hombres valientes, sino también las esperanzas de quienes quieren levantarse contra el crimen y contra un gobierno que, al final de cuentas, los deja solos.”
El pueblo se levanta: Morelia exige justicia por Carlos Manzo
Este domingo, el pueblo michoacano se convirtió en el reflejo del hartazgo social y político que atraviesa México. La jornada que comenzó como una despedida al alcalde Carlos Manzo, asesinado tras denunciar actos de corrupción y vínculos del crimen organizado, terminó en un levantamiento ciudadano que obligó a la evacuación del gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, en medio de un clima de indignación y protestas masivas.
En Morelia y Uruapan, miles de personas se unieron para exigir justicia, demostrar su inconformidad y rendir homenaje a un líder que, en vida, fue la voz de quienes denunciaban los abusos del poder. Su muerte encendió una chispa que rápidamente se convirtió en símbolo nacional de resistencia civil y coraje colectivo.
El día de hoy fuimos testigos de lo que podría ser la prueba perfecta del hartazgo político del pueblo mexicano.
Existe una sociedad cansada y desilusionada de las instituciones y de las figuras políticas. La policía ha dejado de ser un ‘ángel guardián’; los gobernantes ya no gozan de aquella aceptación universal y ciega.
La sociedad está dispuesta a salir a las calles, a gritar, quemar, romper y desafiar todas aquellas instituciones con las que ya no se siente identificada.
‘Mataron al mejor presidente de México’: Esposa de Carlos Manzo
Mataron al mejor presidente de México”, expresó entre lágrimas Grecia Quiroz García, esposa del alcalde Carlos Manzo, ejecutado la noche del 1 de noviembre durante el Festival de Velas, uno de los eventos más emblemáticos del Día de Muertos en la región.
La tragedia estremeció a Uruapan y al país entero. Carlos Manzo era reconocido por su valentía y por enfrentar de frente al crimen organizado que azota a Michoacán, uno de los estados más violentos del país. En vida, había denunciado en reiteradas ocasiones las amenazas y la falta de apoyo de las autoridades estatales y federales para combatir la violencia que se había normalizado en su municipio.
Era un presidente con huevos, con valor, con la fuerza para alzar la voz ante la corrupción y el miedo que se vive todos los días en Uruapan.
Pese a contar con 14 elementos de seguridad y dos vehículos asignados para su resguardo, el alcalde fue asesinado a plena luz pública. Su muerte desató indignación y dolor entre los habitantes que lo reconocían como un hombre comprometido, cercano a la gente y decidido a transformar su entorno.



