El Club Deportivo Zitara Aguascalientes no lo está diseñando cualquiera. Detrás del proyecto está Bernardo Pozas, uno de los arquitectos mexicanos más reconocidos, responsable de la torre que será la segunda más alta de todo el continente americano y creador de desarrollos urbanos y residenciales en México y Estados Unidos. Hoy, ese mismo despacho está metido de lleno en Zitara, la nueva ciudad que impulsa Grupo Plusvalterra en Aguascalientes, con un club deportivo pensado para convertirse en la piedra angular de toda una comunidad.

Un arquitecto de récords que apuesta por el Bajío
Bernardo Pozas no llega a Aguascalientes como “estrella invitada”. Llega con una trayectoria que incluye más de tres décadas de trabajo, proyectos residenciales en México, Centroamérica y el sur de Estados Unidos, y rascacielos que ya rompieron marcas en Latinoamérica.
En Monterrey, su despacho diseñó Torre Top, edificio que llegó a ser la torre más alta de Latinoamérica, superando por cuatro metros a la Costanera de Santiago de Chile. Ahora encabeza el diseño de una nueva torre de aproximadamente 475 metros de altura, la que será la segunda más alta del continente americano, solo detrás del One World Trade Center en Manhattan. Será una torre de uso mixto: comercio, hotel, departamentos, oficinas y un centro de experiencias para turistas en los últimos niveles.
¿Por qué hacer torres tan altas? Bernardo Pozas lo resume en una idea: el ser humano quiere trascender y dejar huella. Para los arquitectos, esa huella son edificios, ciudades, espacios que se quedan como legado físico.
De los rascacielos al Club Deportivo Zitara Aguascalientes
La pregunta que muchos se hacen es directa, ¿qué hace un arquitecto acostumbrado a rascacielos y proyectos gigantes detrás de un club deportivo?
Bernardo Pozas responde desde su filosofía: el entorno crea conciencia, cultura y transforma a las personas. Por eso, el Club Deportivo Zitara Aguascalientes no está pensado como “una casita club con alberca y unas canchas”, sino como el corazón de una ciudad nueva, diseñado de una sola vez, con un lenguaje claro y coherente, no como un “Frankenstein” construido a parches durante décadas.

El objetivo es crear un lugar que inspire, que motive, que te haga quedarte. Para Pozas, hay una diferencia brutal entre pisar un club con diseño y uno sin diseño: uno inspira, el otro no; uno te provoca pensar distinto, el otro te deja igual.
Zitara: la ciudad que busca cambiar el epicentro de Aguascalientes
El desarrollo no se queda en el club. Bernardo Pozas es claro, Zitara no es un fraccionamiento, es una ciudad. Habla de un proyecto con más de doscientas hectáreas, pensado con hospital, escuelas, templos, centros comerciales, tiendas de autoservicio, áreas verdes, campo de golf de 18 hoyos, club deportivo y vivienda. Un nuevo epicentro que va a descentralizar la ciudad y que responde al crecimiento acelerado de Aguascalientes y a la llegada de nuevos ejecutivos, inversionistas y familias.
El arquitecto compara el fenómeno con lo que pasó en Monterrey, Guadalajara, León o San Luis Potosí, las ciudades crecen, se saturan los viejos clubes y fraccionamientos, y nuevos polos urbanos se convierten en referencia.
Negocio, plusvalía y estilo de vida
Cuando le plantean el escenario del cliente que está pensando salirse del club de siempre o entrarle a un desarrollo nuevo, Pozas no se va por las ramas. Lo primero que pone sobre la mesa es que un proyecto inteligente genera plusvalía.

Lo explica así: si hoy inviertes 10 pesos en un proyecto bien concebido como Zitara, en quince años esos 10 pesos pueden convertirse en 20. Es decir, el Club Deportivo Zitara Aguascalientes y la nueva ciudad no solo son estilo de vida: son, de entrada, una jugada de inversión para los próximos cuarenta años de una familia.
Luego la vida diaria: comunidad, seguridad y reinvención
La otra mitad de la ecuación es la calidad de vida. Bernardo Pozas insiste en que Zitara está pensada para crear comunidad. Espacios para el deporte, convivencia segura para los hijos, infraestructura completa desde el día uno en los cotos, áreas verdes y mobiliario urbano terminados, y un club deportivo que se construye en cinco etapas priorizando lo que la gente realmente va a usar primero: canchas, pádel, tenis, albercas y servicios básicos.

Para quienes llegan a Aguascalientes atraídos por el crecimiento económico o para los hijos de socios de clubes tradicionales que ya no tienen lugar dentro, Zitara se vende como la oportunidad de empezar en blanco y reinventarse en una comunidad nueva.
Bernardo Pozas lo lleva al extremo, dice que él mismo ya está en pláticas para invertir en Aguascalientes. “Uno debe poner la cartera donde pone la boca”, reconoce.
“No hay proyecto chico”: el mensaje duro a los jóvenes
En la parte final de la conversación, el arquitecto se dirige a los estudiantes y a los jóvenes que dudan si un mexicano puede diseñar las grandes torres del continente. Su respuesta es cruda, no hay proyecto chico. Él empezó remodelando baños en casas de familiares, encargos donde casi ni lo dejaban diseñar. De ahí fue construyendo una carrera hasta llegar a rascacielos emblemáticos.
Y remata con una frase que ha repetido en universidades: “Romperte la madre no te garantiza el éxito, pero no romperte la madre sí te garantiza el fracaso”. Es decir, trabajar duro no es opcional; luego vendrán los factores que no controlas: el timing, la suerte, la fortuna.
Para Aguascalientes, el mensaje es similar, Zitara y su Club Deportivo pueden salir bien o mal, pero si la ciudad no se atreve a dar este salto, se queda atrás.




