En Aguascalientes, la historia de Martha Lilia Marín Lozano, taxista del 4532, ha conmovido a la comunidad. Tras año y medio de trabajo, se ha ganado el respeto de sus pasajeros por su sensibilidad, cercanía y disposición para ayudar, especialmente a personas con discapacidad.
“Lo que me llevó a ser taxista fue servirle a la comunidad del estado, pero sobre todo atender a quienes requieren un servicio y tienen alguna discapacidad, pues yo veía cómo batallaban con sus andaderas, sillas o bastones”, relató.
Su vocación se refleja en cada viaje. “Me gusta ser accesible, mostrar educación y respeto a mi pasaje y colaborar a llevarlos a su destino”, dice. Y aunque el trabajo del volante suele asociarse con los hombres, Martha lo vive como un espacio de confianza para sus pasajeras: “Se sorprenden los usuarios porque esto está más asociado a los hombres, pero creo que las mujeres se sienten mejor conmigo, más protegidas”, destacó.
Reconocimiento para la taxista y sueños que avanzan sobre ruedas
Gracias a su entrega, recibió el reconocimiento “Conductores Gigantes”, una distinción que no esperaba. “No esperaba el reconocimiento; gracias a Dios y a la gente por votar por mí”, expresó emocionada.
Su familia, asegura, ha sido clave en su camino: “Mi esposo e hijos me apoyan y me han impulsado”, señala. Con ese respaldo, también mira hacia nuevos horizontes profesionales: “Si Dios me da licencia, quiero seguir sirviendo a la gente de Aguascalientes, pero más adelante me gustaría pasarme a ser conductora, pero en un camión YoVoy”.



