CIUDAD DE MÉXICO, octubre 6 (EL UNIVERSAL).- Ilana Gritzewsky, mexicana-israelí, quien también fue secuestrada por el grupo miliciano Hamas el 7 de octubre de 2023 durante un ataque en el sur de Israel que dejó mil 104 personas muertas y en el que otras 250 fueron raptadas, y luego fue liberada, afirma que “el infierno no ha terminado para mí, una tortura física, psicológica”.
En una entrevista difundida por Enlace Judío, la mexicana-israelí narró cómo llegó a Israel y la tortura que pasó el 7 de octubre de hace un año.
“Con la participación de Michal Herzog, esposa del presidente de Israel; Pilar Rahola, periodista catalana; e Ilana Gritzewsky, joven mexicana secuestrada por Hamas el 7 de octubre y liberada el 30 de noviembre, comunicadores latinos revivimos las atrocidades cometidas, para comprender a profundidad la violencia, el sinsentido, la barbarie”, destacó Ricardo Silva, en Enlace Judío.
Gritzewsky fue liberada en noviembre gracias a la mediación de Qatar. El ataque desató una guerra entre Israel y Hamas que se ha extendido siete meses y ha dejado más de 40 mil muertos en la Franja de Gaza.
La joven narró que llegó en 2009 con un programa “en el que se vienen los adolescentes antes de los padres”. Añadió que su papá hizo el programa dos años después que ella. Después del programa hizo el ejército, “como combatiente en el escuadrón médico, fui conductora de ambulancia, paramédica, y después de terminar el ejército estuve siete años como jefa de seguridad”.
Recordó que “después de terminar el periodo de seguridad, soy directora de cbd en marihuana medicinal, así es como llegué a Nir Oz. Llegué a Nirz Oz hace casi tres años. Ahí fue cuando conocí a mi novio. Estuvimos año y medio y el 7 de octubre nuestras vidas cambiaron”.
“Las alarmas eran una tras otra y entendimos que algo no estaba bien”
La joven mexicana-israelí detalló que “el 7 en la mañana estaba tomando café. El 4 de octubre regresé de México, había estado 50 días porque mi tío falleció, fui a apoyar a mi familia. En la mañana me levanté, tomé café para sacar a mi perro a pasear, cuando sonaron las alarmas”.
Destacó que “eran alarmas, estamos normalizados por las alarmas, pero el 7 era una tras otra, tras otra. Entendimos que algo no estaba bien”.
Describió que “agarré a mi perro, corrí al refugio que es el cuarto donde dormimos mi pareja y yo y entré histérica y desperté a mi novio, le dije: ‘Amor, despierta algo está pasando y pregunta a tu mamá cómo está’. Yo sabía que mi familia no estaba en la zona, sabía que estaba bien, pero estábamos preocupados por la familia de mi novio”.
Ilana recordó que “no pasaron ni 20 minutos cuando empezamos a escuchar tiroteos, bombazos. Voces en árabe y ahí fue cuando entendimos que la situación no estaba en buen camino.
“Fueron 3 horas de ver por noticias que todo está pasando y que nadie tiene cómo llegar a nosotros. Escuchas por todos los grupos de tu comunidad que están en su casa, en su casa y tú dices cómo puede ser que del otro lado del kibutz están, pero también de este lado.
“Y escuchas los tiroteos por todos lados, granadas, hueles a humo. Hasta que llega tu turno, fue como una ruleta rusa que estábamos esperando hasta qué momento iba a llegar tu turno y ver cómo podías salvarte”.
“Entraron a nuestra casa”
La mexicana-israelí detalló que “entraron a nuestra casa, logré hacer que el perro no ladrara para intentar que pensaran que no había nadie, hasta que lograron abrirnos la puerta del refugio, mi novio la agarró, aventó todo para lograr cerrar de regreso. Cuando cerró fue que me gritó, me dijo: ‘intenta, abre la ventana, ve que no hay nadie y salta, yo voy a saltar después de ti’.
“Abrí la ventana , no había nadie, brinqué, luego mi perro y Matan, mi novio.
Empezamos a correr juntos hasta que nos separamos. Llegué y vi un punto que todos los terroristas estaban alrededor y que no importaba a dónde corriera, no iba a tener forma de salvarme.
“Y dije que lo mejor que podía hacer era intentar que vieran que no iba a hacerles nada y que no estaba escapando. Cuando entendí vi a mi novio correr para el otro lado y me dijo: ‘ven’; no pude reaccionar ya”.
“Se iban acercando”
Ilana detalló que “lo único que hice fue voltear y vi una cobija en un como en un balcón trasero, agarré la cobija, y (…) me tiré en el piso y me tapé con la cobija hasta que poco a poco escuché sus pasos, rompían las hojas y se iban acercando.
“Hasta que me jalaron de los pelos, del cabello, me arrastraron, me golpearon, me aventaron contra una pared, me amenazaron con armas, con granadas. Pensé que me iban a matar o a violar, querían que les abriera el teléfono porque iban a grabar.
“Les supliqué, les dije que era mexicana, que sólo estaba ahí para trabajar. Pero no les importó. Hasta que llegó alguien, me jaló del cabello y me jaló hasta la moto.
“Me subió a la moto y vi que todo mi kibutz se estaba quemando, que nadie podía llegar y nadie nos estaba salvando, que se olvidaron de nosotros, es que veía a todos mis amigos quemándose. No sabía que le había pasado a mi novio, si estaba vivo, si me lo habían matado”.
Destaca que “ir en camino y no saber si te van a matar, violar, mientras te van golpeando todo el camino y llegas a Gaza y el infierno se vuelve más cerca.
“Hoy, el infierno no ha terminado para mí, un infierno que no se ni cómo describirlo, una tortura psicológica, física, 24 horas, siete”.
Declaró que la “tortura que sigue porque sé lo que están pasando todos los secuestrados que siguen ahí. Mi novio sigue ahí, mis amigos siguen ahí y el no saber si van a salir vivos o si los van a matar. Están bien, qué está comiendo. Si ve el sol, si sabe qué día es. Si sabe que estoy luchando y haciendo todo para ser la voz para ellos; es una violación a los derechos humanos.
“Es más que un acto de violencia, es una violación a los derechos humanos. Y hoy estamos aquí para seguir haciendo para que pueda volver a abrazar a mi novio y a mis amigos y que yo pueda volver a salir para reconstruir mi vida otra vez”.