Los divorcios van al alza también en la Iglesia Católica, donde diariamente llegan a las oficinas del Obispado al menos una o dos personas buscando la nulidad de su matrimonio, señaló el Obispo de la Diócesis de Aguascalientes, Juan Espinoza Jiménez, quien cuestionó qué es lo que está pasando en nuestro Estado, que se supone es “la tierra de la gente buena”, y la realidad es que predomina aquí la infidelidad, ocupando los primeros lugares a nivel nacional en este tema.
Mencionó que si bien Aguascalientes está siendo punta de lanza en muchos temas, lamentablemente está destruyendo el proyecto más grande e importante de Dios que es el matrimonio y la familia.
Durante su homilía dominical, Monseñor cuestionó qué es lo que sucede en Aguascalientes, que cada vez son menos las parejas que se están casando tanto al civil, y ni se diga por la Iglesia, pues el número ha reducido de forma significativa en las 124 parroquias que hay en la Diócesis local.
“En días pasados aquí en Aguascalientes se hizo un estudio y se llegó a esta conclusión: En este año y en el año pasado los matrimonios civiles han bajado más del 50 por ciento, hoy los jóvenes ya no se quieren casar, ni siquiera al civil. Si vemos las estadísticas en la Iglesia yo me quedo sorprendido de los pocos matrimonios cristianos que se celebran en las 124 parroquias de la Diócesis, cada año son menos los matrimonios que se acercan a recibir el sacramento”.
Resaltó que en Aguascalientes hay “cada vez menos matrimonios cristianos y todos los días llega una persona o dos personas al Obispado a hacer su solicitud de nulidad”, manifestando que el matrimonio “es vivir juntos hasta que la muerte los separe y no la suegra, no la secretaria, no el mecánico, no otra persona”.
Espinoza Jiménez lamentó el alto nivel de infidelidad que hay en Aguascalientes, sobre todo por parte de los hombres, “es de los niveles más altos a nivel nacional, que se vive aquí una gran infidelidad, y yo me pregunto si es la tierra de la gente buena, de los creyentes, qué estamos haciendo nosotros aquí en Aguascalientes, qué está pasando, qué pasa con sus hijos, con sus nietos, por qué no quieren casarse, habrá muchas razones”.
Hoy en Aguascalientes, expuso, “somos ya muy modernos, vivimos en el Gigante de México, donde todo se transforma, todo se cambia, somos punta de lanza para muchas cosas, pero desafortunadamente también somos punta de lanza para la destrucción del proyecto más bonito de Dios que es el matrimonio, que es la vida en familia, que es estar abiertos a la vida”.