Recorrer el viejo Panteón de la Cruz no sólo es una visita al pasado, es recorrer, por sus viejas callecitas la ruta del dolor, de la nostalgia y la melancolía de aquellos que un día acudieron a entregar a sus seres amados y caminaron detrás de sus ataúdes, dejando epitafios llenos de amor, de poesía y añoranza y tumbas que son verdaderos monumentos de gran estilo y belleza.
El viejo cementerio nos recibe desde la explanada, en donde un ángel silencioso invita al silencio, un ángel hecho por los famosos canteros Olavarrieta, quienes reposan en la primera sección, en una tumba con una réplica del ángel que ellos mismos elaboraron.
Este panteón forma parte de la historia, con sus grandes personajes y misterios.
De acuerdo a la historia del propio panteón, los canteros referidos elaboraron la mayoría de los monumentos fúnebres de principios de siglo, los más antiguos del panteón que fue inaugurado en 1903.
Enrique y Ricardo Olavarrieta trabajaron en el taller de Romero y Vázquez, quienes realizaron la mayoría de los monumentos de ambos panteones (La Cruz y Los Ángeles) y de la región.
Cabe mencionar que en la entrada del panteón está el Omega, construido por el reconocido Refugio Reyes y que es el símbolo mediante el que se identifica este panteón, que comenzó a dar servicio en 1903 y fue diseñado por el ingeniero Tomás Medina Ugarte, siendo uno de los panteones municipales más grandes en el Estado, pues ocupa 59,721 metros cuadrados.
En esta misma zona del panteón, casi en la entrada, está la tumba familiar del ex-gobernador y ex-embajador en el Vaticano, Enrique Olivares Santana, quien tuvo una dilatada trayectoria política en el Estado y el país, pero también están Edmundo Gámez Orozco, ex-gobernador, así como parte de la familia Douglas, además del ex-gobernador Manuel Carpio.
Pero también hay tumbas antiguas de personas de otras nacionalidades, que finalmente vinieron a dormir el sueño eterno en Aguascalientes, como el ex-embajador de Estados Unidos en México, Martín Regul Pilón, quien falleció en 1889.
Caminar por el viejo cementerio es acudir a un lugar de recogimiento, de íntima paz y de una sobrenatural presencia que se deja sentir en todos los corredores, junto a las tumbas, de por sí tristes y más tristes porque están abandonadas.
Entre los monumentos fúnebres hay algunos del siglo antepasado, tumbas de 1800 y tantos, que reflejan los estilos arquitectónicos mortuorios de la época, hechos con materiales de distintas canteras que se encuentran casi al principio del panteón, en donde hay algunos anuncios de la temporada de Mitos y Leyendas, que se desarrolla en este cementerio desde hace varios años, a cargo del Municipio de Aguascalientes.
UNA VISITA AL PASADO
En ninguna parte del mundo se siente con tanta fuerza el pasado, ese intangible tiempo que nunca volverá y que cada uno de los que reposan ahí consumió en gran o en menor medida, pues hay tumbas para niños que apenas alcanzaron los 46 días, en tanto que hay otras de personas que vivieron largos años, algunos casi en edades centenarias, lo que corrobora que la muerte no tiene edad.
Pese a ser un cementerio, el Panteón de la Cruz es una fuente de historia viva, en donde descubrimos páginas inéditas que reflejan las actividades, logros y datos que sería difícil imaginar y que con una simple caminata por estas solitarias banquetas y recovecos del panteón podemos encontrar historias que se niegan a morir entre el silencio y el vuelo de las aves que habitan este lugar de recogimiento y silencio, tristeza y dolor, que sólo rompen los trinos de las aves. Este sitio es lugar de recuerdos, pero también de olvidos, a donde van a parar quienes un día estuvieron entre nosotros, pero que nunca volverán y nunca más los veremos.
Algunos sufren la doble muerte, que significa haber cumplido el ciclo de la vida y no ser recordados por nadie, lo que realmente es la verdadera muerte si se toma en cuenta que sólo están muertos los que nadie recuerda o bien, no mueren del todo los que son recordados, como lo denotan las tumbas con flores, las visitas de las familias para orar y permanecer en silencio cerca de sus deudos y también, en el caso contrario, las lápidas rotas, de las que se llegan a asomar los huesos, quizá esperando que alguien se compadezca y haga una visita o una oración por aquellos que un día ocuparon esos cuerpos y nadie recuerda, quizá porque muchos de ellos ya no tienen a nadie y así las tumbas van cayendo en el total abandono, que es aprovechado por quienes acuden a realizar trabajos o rituales en las tumbas abandonadas, en las que se encuentran en ocasiones veladoras a entidades oscuras y trabajos de hechicería, algunos sepultados o encima de las tumbas.
LA HISTORIA VIVA
En los primeros andadores de este panteón se encuentra la tumba de quien fuera alcalde de Aguascalientes, Enrique Osornio Camarena, cuyo padre, el médico y general Enrique Osornio de los Ríos, un 3 de junio de 1915 intervino quirúrgicamente al General Álvaro Obregón, amputándole el brazo derecho, después de que recibió el impacto de las balas enviadas por los artilleros villistas, de acuerdo a la placa metálica que se encuentra en la tumba, cerca de la que se encuentra el Monumento a los Revolucionarios, que nos recuerda que en este panteón también hubo un paredón para fusilar a algunos de éstos.
MUY VISITADA LA TUMBA DEL NIÑO CHAVITA
En los andadores del panteón también está la tumba del Niño Chavita, a quien la devoción popular le pide milagros por considerarse que es un santo, aunque no reconocido por la Iglesia Católica. Esto no obsta para que a diario las personas vayan a dejarle juguetes -de los que está llena la tumba- y a solicitarle favores, que luego son recompensados con dichos juguetes, debido a que es considerado como un intercesor muy milagroso, aunque la historia verdadera de este menor es muy distinta, según comentarios de personas que lo conocieron y que argumentan que el pequeño no vivió una infancia muy feliz con su familia.
Mucha historia permanece en el Panteón de la Cruz, que espera ser descubierta por las nuevas generaciones de hidrocálidos, quienes independientemente de tener o no un familiar para visitar, podrían dedicar parte de su tiempo libre a visitar este cementerio, uno de los más antiguos de Aguascalientes, en donde descansan también los restos de don Refugio Reyes, gran arquitecto del Estado y de su esposa, entre varias distinguidas personalidades de la Entidad, cuyos restos mortales descansan en este antiguo panteón, orgullo de Aguascalientes, por su gran arquitectura e historia.