Guillermo Leal
Los números en el toreo suelen ser fríos, quizá distantes a veces de la realidad, pero eso sí, siempre reveladores.
Por algo están ahí… y no se pueden ocultar.
En el toreo, un mundo tan relativamente pequeño, tampoco manipular, porque si hay una actividad, donde hay verdad, es en él.
Hoy que Joselito Adame, el torero mexicano más importante numéricamente en Europa, el que más tardes toreó en Madrid, sumando 18 actuaciones, sin que aparentemente otro pueda igualarlas a corto plazo, se le va a extrañar.

Porque, aunque algunos no lo reconozcan, el hidrocálido camina por el terreno de figura en México; y en Europa, sobre todo… se le respeta.
Y es que se lo ganó a ley.
Su más meticuloso biógrafo, Juan Antonio de Labra ha estudiado algunos números, y el otro día en una conversación informal, echando pluma y papel, llegamos a la conclusión que a José Guadalupe Adame Montoya: nadie le regaló nada.

Ninguna de las 605 tardes que hoy cumplirá en su último paseíllo en Huesca, donde lidiará sus últimos dos toros, así como lo hizo, con sus dos primeros novillos en Millas, Francia, cuando debutó en el 2005, apenas a los 16 años, de su nacimiento en 1989 en Aguascalientes, el bastión taurino de México.
Años antes había toreado 110 festejos como niño torero, incluyendo dos encerronas con becerros, una en la México, escenario que, como matador pisó en 29 ocasiones, cortando 35 orejas; y en la plaza San Marcos de Aguascalientes, cuidad que lo vio nacer y donde está la Monumental, escenario donde toreó más que en ningún sitio: 46 tardes, cortando 68 orejas y un rabo.
Guadalajara, otro de los escenarios emblemáticos en México le recibió 27 tardes para verle cortar 30 orejas y dos rabos.

La Catedral del Toreo Americano, Aguascalientes, fue donde, además, regaló 12 de los 33 toros que, en pos del triunfo, salieron al ruedo, ya que la lidia ordinaria había concluido.
Al final el gasto, no sólo físico, sino económico, valió la pena, porque con 16 de esos 33 regalos, triunfó.
A nueve les cortó un apéndice, y a siete los desorejó.
En la México y en esa Monumental aguascalentense, ya cuando era un torero adulto, encabezó dos de las cinco encerronas de su carrera.
En su tierra, en el 2015, cortando dos orejas; y en el coso más grande del mundo, el 12 de diciembre de 2016, logrando una tercia de apéndices.

Sus otras actuaciones en solitario fueron en Cancún, la primera, en 2008, logrando cuatro orejas de toros de Marrón; en 2014 en Pachuca consiguiendo cinco apéndices.
La más reciente, o quizá la última, en San Miguel de Allende, en 2020, en la cuarta edición de la Corrida de la Insurgencia, -de la que por cierto es el líder de triunfos- y que esa noche en un festejo televisado, consiguió siete orejas y un rabo, precisamente el primero otorgado de la emblemática puesta en escena.
Cinco también son las casas ganaderas mexicanas, todas de prestigio, que le han permitido a José labrar parte de su carrera: San Isidro, Begoña, Fernando de la Mora, Xajay y San Miguel de Mimiahuápam, que criaron para él, 244 toros, repartidos en el siguiente orden: 63, 55, 45, 45 y 36, respectivamente.

Muchos, lidiados en algunas de las 57 tardes en las que toreó con Octavio García “El Payo”, su más frecuente alternante; o con Diego Silveti al que vio 35 veces en la misma corrida, y con “Zotoluco”, que después le apoderó, y con quien rivalizó en 33 ocasiones.
Sin dejar de lado las 32 con la figura peruana Andrés Roca Rey.
Sin embargo, siempre presente tendrá que en 44 veces, aunque no alternó, sí actuó con Pablo Hermoso de Mendoza.
Arturo Macías, su gran amigo, continúa en la lista con 29; Luis David, su hermano, lo vio en 24, al igual que los hispanos Juan del Álamo y Alejandro Talavante.

Aunque se encuentre un poco después, no podemos soslayar las 22 ocasiones en que “Morante” y Adame hicieron el paseíllo juntos.
A propósito dejamos fuera de este recuento, a tres monumentales figuras del toreo, porque ellos juegan un papel distinto en la historia del mexicano, quien por su trayectoria como novillero, y luego en los primeros años de matador, consiguió que lo apadrinaran en las fechas más importantes de su trayectoria.
Tres maestros con vínculos muy especiales en México.
Por orden cronológico: Julián López “El Juli” quien le hizo matador de toros en Arles, Francia el 7 de septiembre de 2007.
Enrique Ponce, quien le confirmó ese doctorado en la Plaza México el 8 de febrero de 2009; y Sebastián Castella que le dio la bienvenida en Las Ventas de Madrid el 25 de mayo de 2011.
Con Julián toreó 27 veces; con Enrique 21 y con Sebastián, 30.
Eso lo dice todo.
Pero hay un tema aparte con un histórico, José Tomás, con quien ahora convive, cuando se puede, o cuando los allegados del de Galapagar, lo permiten, una vez que saldaron una vieja rencilla que los separó profesional y personalmente algunos años, pero que ya es historia vieja.
A Tomás, Joselito le “faltó el respeto”, con todo respeto.
Hizo Adame lo que debe hacer alguien que quiere ser figura y se le fue por delante las únicas tres veces en las que coincidieron.
Aquella inolvidable 16 de septiembre del 2007 en Nimes, Francia, apenas la tercera corrida del mexicano y en la que cortó cuatro orejas, una más que el español.
Luego se vieron las caras en uno de los 44 manos a mano que protagonizó José a lo largo de su carrera. Fue en la México el 31 de enero de 2016. Ese día Joselito salió en hombros, con dos orejas; José Tomás, a pie, con una.
Mismo resultado en la última vez que alternaron de luces en un mismo ruedo, también el Coso de Insurgentes, pero al año siguiente, el 12 de diciembre del 2017, a beneficio de los damnificados del terremoto en México, con idéntico resultado.
Hoy, ambos retirados, podrán o no recordar esto, que para uno es motivo de orgullo y para el otro, signo de que, en efecto, es terrenal.
Esos 44 enfrentamientos cara a cara, mano a mano, fueron con todos los que quisieron medirse ante José o a los que él le apetecía encarar, asumiendo las consecuencias.
Así con “Zotoluco” logró 6, con “El Juli”, cinco; Roca Rey y Talavante lo vieron cuatro veces, mientras que Castella, José Mauricio y “Morante”, tres. Dos fueron con Arturo Macías y de ahí, 14 distintos toreros más.
Europa fue siempre fue una guía en su carrera, una meta en el destino, y la aduana que nunca Adame rehuyó.
Tal es así que es uno de los cinco toreros mexicanos que más ha actuado en el Viejo Continente, sólo después de íconos de la tauromaquia: Rodolfo Gaona, Fermín Espinosa “Armillita”, Luis Freg y Carlos Arruza, ni más ni menos, es Joselito Adame.
Además de las 18 corridas de Madrid, cifra que lo hace encabezar esa lista donde aparecen Carlos Vera “Cañitas” con 14, Eulalio López “Zotoluco” con 13; Miguel Espinosa “Armillita” con 12; Juan Silveti, Joselito Huerta y Curro Rivera, con 10 y Eloy Cavazos con 8.
Ahí en Las ventas cortó cinco orejas, pudiendo ser más, incluso para abrir la ansiada Puerta Grande, y donde, por cierto, celebró el pasado 4 de junio 600 corridas, coincidentemente también, uno de esos festejos en el coso venteño fue el 200 y otro el 300.
Ninguna de las tres, programadas o preconcebidas, obra pura de la casualidad.
Dicen que un torero capaz de entender los diferentes encastes tienen mayor posibilidad de solventar la responsabilidad de una figura.
Joselito lo ha hecho porque además de triunfos ha tenido tardes y faenas memorables con astados de Alcurrucen, hierro del cual ha lidiado más toros, con un total de 32; seguido por Fuente Ymbro, con 24; 16 toros de Bañuelos, 14 de Victorino Martín, un dato sobresaliente tratándose de un torero mexicano; y 12 de La Quinta.
Así pues, Núñez, Jandilla, Juan Pedro Domecq, Albacerrada y Santa Coloma, presentes, en los primeros cinco lugares, de más toros lidiados por el hidrocálido en España.
Un español, un francés, y cinco mexicanos forman parte de a quienes Joselito ha concedido la alternativa, comenzando por el queretano Brandon Campos y finalizando, hace unos días, con el galo Clemente Jaume, pasando por sus paisano y amigo Leo Valadez; el tlaxcalteca Gerardo Rivera; el hispano Aitor Darío “El Gallo”; el guanajuatense Francisco Martínez y una, muy especial, la de su hermano Alejandro Adame.
En 2014, Joselito llegó a sumar 71 corridas, muy cerca de la cima del escalafón mundial que por aquellas épocas lideraban “El Fandi” y Juan José Padilla.
Hoy, esa cifra se ve lejana de alcanzar en 365 días, inclusive por las grandes figuras.
Lejanas también son algunas de las cifras de Joselito que, tras su corrida 600 en Madrid el 4 de junio pasado, de la que damos fe, no tenía en la mira, sino hasta escasas horas antes de torear, dejó buen sabor en Soria, triunfó en Burgos, vino a México para torear en una pequeña plaza, pero de mucha tradición como Caxuxí, Hidalgo; y regresó a Europa para despedirse, sin decirlo, o quizá sin saberlo aún, en Châteaurenard, Francia, donde indultó el 5 de agosto reciente, al último de los 15 toros a los que se les perdonó la vida en ruedos de México, España, Colombia, Venezuela y Francia, tras la demostración de técnica, oficio, clase y variedad de la figura mexicana.
Hoy pues, en la corrida 605, detendrá la marcha. Dejará “al torero para centrar al hombre”, dijo, y para meditar y pensar, si todos estos números son un sueño del que vale la pena despertar. Por lo pronto, parece que sí…
Reitero, se le va a extrañar



