Este 16 de septiembre, el centro de la ciudad volvió a latir con orgullo patrio durante el Desfile Militar por el 215 aniversario del inicio de la Independencia de México, encabezado por la gobernadora Tere Jiménez, acompañada de las respectivas autoridades.
Por Ale Luna

Más de 12 mil asistentes, en su mayoría familias, se reunieron en la Plaza Patria para presenciar nuestro evento patrio, el cual comenzó con honores a la bandera y continuó con el paso de contingentes como el Ejército Mexicano, Guardia Nacional, Secretaría de Seguridad Pública del Estado, policías municipales, ISSEA, Protección Civil Estatal y Municipal, Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente, Ángeles Verdes, Pentathlón Militarizado, la Unión de Asociaciones de Charros entre otros más…

El desfile no solo mostró disciplina militar, también fue un recorrido por la historia y la memoria de la seguridad en México. Destacaron los bloques de Bomberos, Cruz Roja Mexicana y así como elementos de Seguridad, que desfilaron con unidades antiguas acompañadas de botargas y niños a bordo, saludando a la gente que los aplaudía con admiración. Fue un recordatorio de que estas instituciones han acompañado a las familias mexicanas en momentos de emergencia, pero también en tradiciones comunitarias que fortalecen la confianza ciudadana.
Esa tradición familiar se vivió desde la noche anterior con la celebración del Grito de Independencia encabezado por Tere Jiménez, un evento que llenó de color, música y orgullo la Plaza Patria. Esa continuidad —del grito al desfile— me generó una nostalgia especial al preguntarme de nuevo:
¿Qué significa ser mexicano?
La respuesta me ha inspirado a mi experiencia como estudiante en Temuco, Chile, en 2017, cuando a través de un intercambio académico comprendí cuánto admiran a México en el extranjero. El mariachi, el folclor, el Día de Muertos y hasta la forma de preparar ‘unos tacos’ se volvieron símbolos que me recordaron que ser mexicano es llevar la cultura en la voz y en el corazón, incluso lejos de casa.
Hoy confirmé que México no se define solo por la solemnidad del uniforme ni por la rigidez de una marcha: también vive en las familias reunidas en las calles, en casa jugando lotería y compartiendo nuestros ricos platillos, en los niños saludando desde las unidades antiguas, en los bailes regionales como el folclor, en el color de los trajes bordados, en los listones de los peinados y en cada tradición heredada de nuestros pueblos originarios.
La reflexión es clara: México es dualidad. Por un lado, un país con heridas abiertas por la inseguridad y la violencia, como en algunos estados, Zacatecas, Sinaloa o Guanajuato. Por el otro, una nación en transformación, donde Claudia Sheinbaum, primera presidenta de México, y Tere Jiménez, gobernadora de Aguascalientes, representan un momento histórico e inspirador para niñas y mujeres. Su liderazgo demuestra que la equidad de género es uno de los grandes logros de nuestro país.
Ser mexicano en 2025 es abrazar esa dualidad: la solemnidad de un desfile y la alegría de una fiesta familiar; la memoria de instituciones que nos han cuidado y la esperanza de un futuro liderado por mujeres con carácter.
Y al final, siempre hay un espacio cálido donde todo se une: una mesa con tortillas, frijoles y salsa para gritar, con el corazón lleno: ¡Viva México!

Fotografía | Alan Quirván



