Por Memo Leal
Cronista Taurino de JLMNoticias
Harto difícil es cortar apéndices en Guadalajara, una plaza que por tradición es exigente, y a veces un poco más, sin embargo ayer no tuvo objeción cuando el juez de plaza Alfredo Sahagún concedió, con conocimiento y sensibilidad cuatro orejas y un rabo a Ernesto Javier Tapia “El Calita” que estuvo simplemente extraordinario, inteligente, relajado, torerísimo y le llegó la tarde que le puede catapultar a otro peldaño más arriba de lo que el torero capitalino se ha mantenido ya durante varios años.

El Calita Entendió perfectamente dos toros de la ganadería de Ordaz que debutó en el Nuevo Progreso con un magnífico encierro en el que se significaron cuatro toros, uno de ellos de vuelta al ruedo, todos bravos y por ello los ganaderos Carlos Enrique y Luis Felipe Ordaz, lo acompañaron en dos vueltas al ruedo y en una merecida salida en hombros.

Ernesto Javier Tapia “El Calita”, curiosamente hoy de tercer espada, mostró sus intenciones al irse a recibir a su primero de rodillas a los medios, para después bregar al toro que no se entregó con el capote.

Se topó Ernesto con otro magnífico toro noble, bravo y emotivo al que fue templando, permitiendo que “Calita” relajara el cuerpo, bajara la mano y, despatarrado, ejecutar derechazos de extraordinaria factura.
Por el izquierdo protestó un poco al quedarse corto por lo que volvió a la derecha para conseguir otros momentos de emotividad y torería en una faena que ascendió naturalmente y que Ernesto sustentó para rubricar con una gran estocada.
El juez Sahagún, con sapiencia, y sensibilidad la premió con dos orejas de un jalón, muy merecidas. La vuelta al ruedo con los ganaderos de Ordaz, Carlos Enrique y Luis Felipe, legítima también por lo bueno de sus tres primeros astados.
El sexto, número 1 “Dos Arbolitos” con 472 kilogramos, que tuvo nobleza y “Calita” volvió a torear con buen gusto por ambos lados.

Le dio necesarios espacios para que el astado se recuperara en cada una de las tandas que tuvieron el mérito de que fueron generosas en calidad y cantidad.
Otra faena muy buena de El Calita que templó y mandó al toro que sacó buen fondo porque “Calita” volvió a entenderlo perfectamente. Hubo petición de indulto que no fue concedido, por lo que Ernesto Javier se perfiló a matar, dejando un estoconazo y entonces el juez concedió las orejas, y ante la insistencia del público soltó el rabo.
Triunfal fue la vuelta al ruedo de los ganaderos con el torero y los máximos trofeos, para después izarlos en hombros y así sellar una tarde inolvidable, con la vuelta al ruedo muy merecida para el magnífico astado.
Le rebasó un poco la ambición y afición a Óscar Rodríguez “El Sevillano” en el primero de la tarde, al que recibió en los medios con un farol de rodillas.
La bravura del toro de Ordaz, y la transmisión además de la calidad, se significaron en una faena que fue yendo a más conforme se fue asentando el tapatío quien de pronto acortó la distancia lo que molestó al astado, que lo revolcó en cuanto lo tuvo a distancia provocándole una herida en la frente.

Vendado de la cabeza salió a dejar una buena estocada buena y efectiva, pero que el puntillero levantó al toro y se enfrió todo hasta que sonó un aviso.
En medio de una ovación se fue “El Sevillano” a la enfermería por el callejón.
Salió para lidiar al cuarto al que otra vez de rodillas recibió en los medios y luego eslabonar un par de faroles al hilo de las tablas.
El cuarto de la tarde de Ordaz, aunque también noble llevó la cabeza a media altura y mostró debilidad.
Voluntad hubo de parte de Oscar que tuvo que cortar su labor.
Paco Ureña trató de lancear a su primero que echó las manitas por delante lo que hizo también después de picado.
Ya con la muleta, el diestro español entendió al astado que tuvo calidad y recorrido, y le realizó una faena de temple, sobre todo al natural, con mucho empaque y profundidad.
El toro “Pincel” le permitió pintar una labor de trazos firmes y elegantes por ambas manos, que el público aplaudió.
Pinchó y ello evitó que hubiese un trofeo que bien merecía.
Si segundo fue más incierto y aunque la firmeza del hispano le permitió estar con oficio y técnica, poco le agradeció el público que luego le protestó cuando se le fue la mano abajo a Ureña en la estocada.
En los próximos días será anunciada la segunda parte de la temporada tapatía, que, según se dice en los mentideros taurinos, iniciará el viernes 10 de octubre con siete corridas más para cumplir las 12 del derecho de apartado.



