Durante la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Washington, la primera ministra italiana Giorgia Meloni torció los ojos, contrariada por la tardanza del presidente estadounidense, Joe Biden, y del secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, para la inauguración de la tercera jornada de la cumbre.
Meloni platicaba con el presidente finlandés, Alexander Stubb, pero una cámara la captó torciendo los ojos y señalando su muñeca, como intentando mostrar la hora, aunque no llevaba reloj. Eran ya las 10 de la mañana y la sesión debía haber arrancado, pero las ausencias de Biden y Stoltenberg retrasaron el evento.
Otra persona que estaba con Meloni sacó su teléfono para comprobar la hora, y Meloni volvió a poner los ojos en blanco y frunció el ceño antes de darse cuenta de que las cámaras la enfocaban.
Los líderes de la OTAN diseñaron durante su cumbre en Washington una estrategia «a prueba de Donald Trump» para seguir ayudando a Ucrania y proteger a la propia institución ante el posible retorno del expresidente a la Casa Blanca tras las elecciones de noviembre.
En la cumbre se acordó robustecer a la Alianza Atlántica; apoyo total a Ucrania; incrementar el gasto en Defensa; modernizar los sistemas de disuasión y Defensa; mejorar la alianza global; mejorar la capacidad de ciberdefensa; avanzar la agenda de Mujeres, Paz y Seguridad, y combatir el terrorismo y atender a los desafíos globales.
Aunque el tema central de la cumbre ha sido Ucrania, la crisis en la que se encuentra Biden, con su candidatura cada vez más cuestionada tras su pobre desempeño en el debate con Trump el pasado 27 de junio, ha hecho que todas las miradas se centren en él, como muestra el interés que despertó la conferencia de prensa que dará más tarde, en la clausura de la cumbre.