Gran consternación causó la muerte del empresario hidrocálido Alejandro Alba, quien fungió como presidente del Patronato de la Feria Nacional de San Marcos y fue un reconocido hombre de empresa, quien deja una huella profunda en los corazones de quienes compartieron con él este tramo de la existencia y recibieron siempre de su parte profundas muestras de humanismo, amistad y confianza.
Dentro de la historia personal y profesional de este gran empresario, se compendia una constante lucha y un esfuerzo por generar empresas, como el restaurante Las Costillas de Sancho, que fue uno de sus negocios más conocidos y emblemáticos y en donde recibió el gran apoyo de su madre, Anita.
También fungió, entre otros puestos, como presidente del Patronato de la Feria Nacional de San Marcos, en donde realizó un trabajo profesional y visionario, colaborando al engrandecimiento de la Verbena abrileña, pero no sólo trabajó en el Patronato sino en otros proyectos del gobierno y fue quien organizó la primera Villa Navidad.
Casado con Vannesa Karam, Alba procreó dos hijas, Ana Paula y Bárbara, quienes fueron su motor de vida y lo acompañaron siempre, hasta la etapa más dura, al declinar su salud, al igual que su esposa, mujer incansable que siempre estuvo a su lado y más en los momentos más difíciles y complicados.
Ayer se reunió con sus padres, quienes se adelantaron en el viaje a la morada celestial; le sobrevive su hermano Mauricio.
Sus colaboradores lo recuerdan como alguien muy generoso, muy buen anfitrión y una persona desprendida e inquieta.
Anoche fue su misa de despedida en la parroquia de Guadalupe, en donde familia y amigos dieron el último adiós a quien se adelantó ayer, dejando una estela de dolor y una gran lección de vida, por su perseverancia, incansable lucha, generosidad y entrega.