Esta leyenda sobre los colibríes y las almas de los muertos es una hermosa representación de la conexión entre la naturaleza, los seres queridos fallecidos y el concepto de paz en el Mictlán, el inframundo en la mitología mexica. Según la leyenda, los colibríes actúan como mensajeros y guías espirituales. Se dice que, al recolectar las almas de los muertos que se purifican en los pétalos de las flores, estas aves llevan consigo un mensaje de paz y consuelo a los seres queridos, quienes pueden interpretar la visita de un colibrí como un símbolo de que sus familiares han encontrado descanso.
El Mictlán, que en náhuatl significa “lugar de los muertos,” es un reino de la mitología mexica donde las almas emprenden un viaje después de la muerte, pasando por varios niveles para alcanzar el descanso final. La llegada al Mictlán simboliza un cierre y una despedida, y la idea de que el colibrí sea el encargado de guiar a las almas hasta allí le da una connotación sagrada y de renacimiento al ave, pues es considerado un animal que vincula el mundo terrenal con el espiritual.
Esta leyenda también nos invita a ver al colibrí, una criatura que ya de por sí tiene una gran carga simbólica en la cultura mexicana, como un portador de mensajes de consuelo y una manifestación de que la muerte es una transición hacia un estado de paz y purificación.