“Nosotros no debemos nada”, fue lo que Brenda Montañez les aseguró a sus captores durante el tiempo en que estuvo, junto con un vecino, privada de la libertad. Los propios integrantes del grupo criminal avalaron esto, asegurando a la esposa del presidente municipal que, de no ser así, “habrían recibido otro trato”.
Brenda Montañez, en exclusiva para JLMNoticias, ofreció una entrevista para contar su verdad sobre los hechos. Aclaró que los sujetos que la mantuvieron secuestrada a ella y al menor de edad que la acompañaba no iban directamente contra ella, sino que el objetivo era conocer el paradero del hijo de su esposo. Dijo: “Yo sola me subí”.
Señaló que toda esta semana de angustia por la que ha pasado su familia se debió a un mal comentario de una persona que no midió las consecuencias de involucrar a personas inocentes.
“Todo fue a raíz de un mal comentario de una persona del Patronato que parecía querer hacer un evento. Lo organiza el hijo de mi esposo, y él es quien suelta el rumor de que mi esposo está lavando dinero de ciertas personas. Entonces, se comunican aquellas personas, las que me llevan a mí, que solo querían aclarar rumores y mantener todo en paz”.
“Se hacen comentarios que repercuten en la vida de personas de bien. Hemos pasado una semana de angustia horrible, porque primero fue su hijo (de su esposo), luego mi esposo y otras dos personas, y después yo y un vecinito. Pero ellos solo querían aclarar las cosas”, señaló.
Respecto a lo que se aseguraba sobre la petición del CJNG, liderado por “El Charro”, de amenazar al alcalde para remover al secretario de Seguridad Pública, aseguró que esa petición sí se hizo.
Sin embargo, solo fue eso: su destitución. No hubo recomendación del grupo criminal sobre que fuera alguien en específico.
“Esa petición sí fue, que lo quitara. Bueno, hasta donde yo me quedé, solo era cambiarlo”.
Su secuestro
En su relato, indicó que fue el sábado 8 de febrero, aproximadamente a las siete de la tarde, cuando se encontraba en el fraccionamiento Ruscello con la finalidad de recoger una camioneta prestada. Acudió acompañada de un vecino, quien en efecto era menor de edad.
Al salir, se acercó una camioneta con el menor, a quien los sujetos a bordo le preguntaron si conocía el paradero del hijo del alcalde. Sin embargo, Brenda, al percatarse y sospechar de la situación, se acercó al niño.
“Veo que se arrima otra camioneta y dije: ‘Ya no me gustó’. Ellos no me habían visto a mí, no iban por mí. Cuando veo que van a subir al niño, me acerco y les digo que yo vengo con él. Me dicen: ‘Pues usted también súbase’. Y les dije: ‘Ok’. No era directamente conmigo, iban preguntando por el hijo de mi esposo”.
Asegura que durante todo el trayecto el cuestionamiento fue el mismo: querían saber por su hijastro. Sin embargo, ella les dijo que desconocía su paradero.
Señaló que en ese momento los captores desconocían su identidad. No fue sino hasta que les tomaron fotografías y enviaron la imagen a “altos mandos” cuando se enteraron de que se trataba de la esposa del alcalde.
Le argumentaron que “las órdenes habían cambiado” y que tenían que llevarla con la “gente grande”, porque ya no se trataba solo de preguntar e irse.
Apunta que durante todo el trayecto no le permitieron ver más allá de la tela que cubría su rostro. “Por su seguridad”, no debía ver ni lugares ni rostros. En caso de ser destapada, debía mantener los ojos cerrados en todo momento.
La también presidenta del DIF municipal asegura que en ningún momento de su cautiverio se le trató mal. Por el contrario, la atendieron bien, con alimento y medicamentos.
“Les dije: ‘Miren, ustedes ya nos investigaron’. Y me respondieron: ‘Sí’. Y de verdad, si hubiéramos tenido algo que ver con el lavado de dinero, ya nos habrían tratado de otra manera. En todo momento me decían: ‘Señora, ¿se siente bien?’. Nos movían de vehículo seguido, pero nunca les vimos la cara”.
Mencionó que nunca la mantuvieron de rodillas y que permanecieron en un lugar donde incluso le decían que descansara, algo que, evidentemente, no podía hacer dadas las circunstancias.
A pesar de la angustia, Brenda Montañez reiteró que tanto ella como su esposo son personas que toda la vida han salido adelante gracias a su trabajo.
Su liberación
Explicó que primero fue llevada con las personas que ellos llamaban “altos mandos”.
“Me destapan porque ya me dolía la espalda de estar mucho tiempo agachada. Me decían: ‘Todo bien? ¿No lleva golpes?’. ‘No, nada’, les dije. En todo momento me cuidaron. Si me dolía la cabeza, me arrimaban pastillas. Me decían que todo estaba bien, que nosotros no teníamos nada que ver con eso. Y fue cuando nos soltaron”.
Brenda Montañez mencionó que estuvo privada de su libertad desde el sábado a las siete de la tarde hasta el lunes a las seis de la mañana, cuando los dejaron libres. “Nos soltaron cerca de la Fiscalía, en Calvillo. Yo creo que por eso se manejó esa versión. Haz de cuenta que nos dejaron ir, yo agarré la camioneta y me fui rápido”.
“Por inercia y por la impresión, no sé ni por dónde salí. Más adelante vi una patrulla y varios carros blindados. Me empezaron a seguir, y yo aceleré más. Hasta que me dijeron: ‘Somos de la Fiscalía’. Yo seguía acelerando hasta que se me atravesaron. Me dijeron: ‘A ver, ya tranquila’. Se identificaron y me dijeron: ‘Ya estás a salvo. ¿Traes golpes?’. ‘No, de verdad, nos trataron muy bien. Ni siquiera iban por mí’”.
Finalmente, dijo que se siente tranquila, aunque es un tema que deberá platicar con su esposo para definir su permanencia en la alcaldía o pedir licencia en el cargo.
Asimismo, agradeció la coordinación y atenciones brindadas por las gubernaturas de Aguascalientes, con Tere Jiménez, y de Jalisco, con Pablo Lemus, así como las intervenciones de las Fiscalías estatales.