Para la doctora Blanca Mayela de Santiago Pérez, la hipertensión arterial es considerada una enfermedad recurrente pero prevenible, pese a que no tiene cura, es posible llevar un control de la misma, es por ello que no recomienda bajo ningún caso que un paciente hipertenso abandone de manera abrupta su tratamiento farmacológico.
Los datos que arroja el sector salud, indican que solamente el dos por ciento de los que padecen hipertensión presentan síntomas palpables, el restante 80 por ciento de los casos, los presentan una vez que la enfermedad ha avanzado.
Con este escenario, recalcó la importancia de conocer cuál es nuestra presión arterial base, que si bien la estándar es de 120/80 en un estado normal, no significa que sea nuestro caso, para ello recomienda realizar chequeos constantes.
Sintomatología
Dentro de los síntomas que se presentan en el cuerpo humano para avisar que la presión arterial va en aumento, se encuentran las llamadas “lucecitas” o visión borrosa, los zumbidos de oídos, las hemorragias nasales y en los ojos, uno de los aspectos que consideró más llamativos.
Adicionalmente está también la sensación de ansiedad o “corazonada”, término que refutó, ya que señala no se trata de tal cosa, sino de un claro síntoma de la presencia del padecimiento.
Un paciente es diagnosticado hipertenso cuando ha presentado síntomas recurrentes y además cuenta con uno o varios factores de riesgo no modificables, el chequeo se hace en una sola toma, caso contrario con una que no ha presentado una sintomatología frecuente o bien lleva un ritmo relativamente sano, en ese caso es preferible someterse a monitoreos constantes para tener un diagnóstico certero.
Factores de riesgo no modificables y modificables
Entre los factores de riesgo que no se pueden modificar, explica, están los de carácter familiar, factores hereditarios, si la persona tiene más de 40 años, o bien si de entre su repertorio de padecimientos está la diabetes, cuenta con problemas renales y triglicéridos altos.
Por otro lado, existen aquellos factores que nos permiten prevenir en un momento dado la sintomatología de una enfermedad arterial, entre las que destaca una dieta balanceada, actividad física constante, evitar el estrés laboral, tanto, como las bebidas alcohólicas y la exposición y consumo del humo del tabaco.
En la parte de la actividad física y estrés laboral, recomendó sobre todo en los espacios donde el sedentarismo está presente, hacer pausas cada dos horas por un lapso de cinco minutos, para hacer un estiramiento de extremidades y ejercicios leves, que a mediano plazo nos traerá beneficios en la salud.
Otros factores que mencionó son los estatus laborales, es decir, los turnos rotativos en la empresa, el trabajo que implica estar bajo estrés, el trabajo nocturno, son parte también de los puntos de riesgo.
Tratamiento farmacológico
Además del tratamiento farmacéutico, otra medida que ayudará a mejorar la salud si ya se ha diagnosticado al paciente con la enfermedad, son los mismos que ayudan a su prevención: una buena dieta rica en frutas, verduras, proteínas, pero baja en carbohidratos.
Una actividad física frecuente como puede ser caminar, actividad muy recomendada por muchos entrenadores, nulo consumo de tabaco y de alcohol y también muy recomendable, la disminución en la ingesta de sodio o sal común sobretodo la sal cruda, aquella que consumimos directamente del salero, o bien aquellas preparaciones que incluyen chile en polvo, ya que es la que mayor daño produce a nuestro organismo.