“El nuevo pontífice tendría que ser alguien capaz de unificar las diferentes fuerzas que hay en el mundo, que genere sinergia, pero, principalmente, que sea un hombre de Dios”, señaló el prelado, ante las inminentes reuniones del Colegio Cardenalicio para conformar el cónclave que elegirá al nuevo Papa.
Después de presidir una misa en la Catedral Basílica por el eterno descanso de Francisco, monseñor Espinoza subrayó que la Iglesia necesita un líder que reúna características fundamentales en estos tiempos de incertidumbre.
“Debe ser alguien con un corazón bondadoso, de mirada aguda, muy abierto y con una sólida formación. Aunque esté rodeado de un equipo que lo apoye, el nuevo Papa debe ser sensible a la realidad que lastima y vulnera la dignidad del ser humano”, expresó.
Como ejemplo, recordó a los últimos tres pontífices Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, destacando de este último su humildad como una de las virtudes que definieron tanto su humanidad como su pontificado.
“Necesitamos un Papa misionero, que vaya más allá del Estado Vaticano. El Vaticano es el estado más pequeño del mundo, pero como decía Francisco, es como una semilla que debe salir a las periferias”, añadió.
Respecto al legado del Papa Francisco, Espinoza Jiménez consideró que fue un pionero en remover estructuras al interior de la Iglesia y que su mayor herencia fue haber colocado la misericordia de Dios en el centro del Evangelio.
“En su mensaje siempre habló de misericordia para con todos. Decía que la misericordia va más allá, incluso, de lo sacramental. No podemos condenar a nadie”, recalcó.
Finalmente, destacó la vocación inclusiva del pontífice argentino, quien dijo, buscó reintegrar a la Iglesia a aquellos que en el pasado fueron excluidos, ya sea por sus ideas o por acciones que no coincidían con las posturas tradicionales del catolicismo. “Francisco fue un constructor de puentes, no de barreras. Ese fue también uno de los grandes signos de su papado”, concluyó.



