El abogado y activista Vidulfo Rosales, aclaró que aunque mantiene un diálogo con Hugo Aguilar, próximo presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, aún no existe ningún acuerdo formal para sumarse a su equipo de trabajo.
Lo que sí confirmó, es que renunció a la defensa de los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa y a la dirección del Centro de Derechos Humanos de la Montaña (CDHM) de Tlachinollan.
“Hay un diálogo que mantengo con el ministro presidente electo, pero no hay nada formal. Entonces, lo que sí es objetivo y claro en este momento es mi renuncia al Centro de Derechos Humanos de la Montaña de Tlachinollan y a la representación de las madres y padres de los 43. Eso, lo demás, no hay nada”
De acuerdo con información de El Universal, Rosales no ha recibido una invitación de carácter oficial por parte del próximo presidente del Supremo Tribunal de Justicia, Hugo Aguilar Ortiz, para unirse a su equipo de trabajo.
El abogado reconoció que ha habido una invitación informal para integrarse a la SCJN a partir del 1 de septiembre, cuando Aguilar asuma el cargo, pero insistió en que todo dependerá de la decisión del ministro y de sus propias determinaciones personales.
“No hay nada firme todavía. Eso dependerá del presidente de la Corte cuando asuma el cargo de manera formal. Vamos a esperar ya después del 1 de septiembre, ya que asuma. Vamos a ver cómo continúa el diálogo y si es que se confirma algo al respecto”, señaló.
“Depende del presidente, si se formaliza en los próximos días la invitación, y de las decisiones personales que pueda tomar. De momento me parece un espacio importante en el que yo puedo continuar también con la lucha por el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas y afro-mexicanos”.
Y agregó, “ha sido una labor que toda mi vida también he llevado a cabo. Entonces, me parece que desde ahí también, de ese espacio, pudiera contribuir en la medida de mis posibilidades”.
Rosales recordó que su labor siempre ha estado vinculada a la defensa de comunidades marginadas, y ve en la próxima administración de la Corte un enfoque distinto: “más pluricultural y más cercano a los pueblos indígenas”, según sus palabras.
Por ahora, el futuro del abogado está en suspenso: deja atrás el emblemático caso Ayotzinapa y su trabajo en Tlachinollan, mientras define si dará el salto al máximo tribunal del país.



