La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta omnipresente en nuestras vidas, transformando la forma en que trabajamos, nos comunicamos y accedemos a la información. Sin embargo, su uso excesivo está generando preocupaciones significativas en el ámbito de la salud mental, afectando nuestra capacidad de resolver problemas, la conexión interpersonal y, en casos extremos, fomentando la imitación de actos violentos.

De acuerdo con expertas en salud mental, la inmediatez que la IA promueve está debilitando la tolerancia a la frustración, una habilidad emocional crucial. La doctora Claudia Ruiz Ordóñez, directora clínica de C7 Salud Mental, y la psicoterapeuta clínica María Valencia, señalan que el acceso instantáneo a respuestas a través la inteligencia artificial, reduce la necesidad de un trabajo mental propio. “Ya no hay un trabajo de colaboración, ya no hay acciones como preguntar a otra persona y el apoyo social se va perdiendo, volviéndose cada vez más individual”, apunta Valencia.
¿La inteligencia Artificial frena la creatividad y a la resolución de problemas?
Las especialistas destacan que, si bien la IA ha dotado a las nuevas generaciones de habilidades en creatividad, al mismo tiempo, observan una pérdida de la capacidad para resolver problemas de forma autónoma. Esta dependencia tecnológica se ve especialmente en los jóvenes, quienes no permiten que sus procesos de desarrollo normal se ejecuten y buscan la respuesta inmediata sin un esfuerzo de investigación o razonamiento propio.
“La capacidad que el ser humano tenía para resolver, para indagar, para proponer, se ha ido perdiendo”, advierte Valencia. Esta dinámica no solo afecta la vida diaria, sino que también merma la interacción interpersonal. La conexión humana, el contacto físico y el apoyo social son sustituidos por una “soledad que se encuentra entre cuatro paredes y una pantalla”, como menciona la psicoterapeuta.
La peligrosa imitación de la violencia
Uno de los riesgos más alarmantes, y a menudo subestimado, es la exposición sin control a contenidos violentos. La psicoterapeuta María Valencia subraya que la IA “da para ver lo que sea” y, dada esta facilidad de acceso, las personas pueden empezar a repetir comportamientos que ven en línea sin ser conscientes de ello.
El problema es especialmente grave en la juventud, donde se han documentado casos de imitación de asesinos seriales o actos de violencia extrema. La constante exposición a estos contenidos puede desatar euforia, ira o tristeza en una persona y, en el caso de un agresor, le facilita la búsqueda de víctimas. “Es un riesgo muy grande lo que está pasando ahorita, porque sí están estos casos, que están imitando a los asesinos seriales”, alerta Valencia.
Un llamado a la responsabilidad y a la conexión
Ruiz Ordoñez señala que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha emitido recomendaciones para limitar la dependencia a la IA, especialmente en niños y adolescentes. Expertas sugieren establecer límites de tiempo para el uso de pantallas y fomentar la interacción física, el juego al aire libre y la lectura de libros. “Si en la primera infancia se le aleja de esta herramienta, el niño va a desarrollar una gran capacidad de crear y de buscar otras formas de crecer desde sí mismo”, explica Valencia.

En última instancia, la IA es una herramienta poderosa que “vino para ayudarnos, no para dañarnos”, pero su uso responsable recae en los adultos. La responsabilidad de los padres y tutores es crucial para guiar a los jóvenes a usar esta tecnología de manera adecuada, estableciendo reglas claras en el hogar, como designar “zonas libres de celulares” (por ejemplo, durante las comidas) y priorizando el contacto humano por encima de las conexiones digitales.



