La nueva clínica de hemodiálisis del IMSS en Aguascalientes apenas tenía ocho días de inaugurada cuando colapsó el sistema de ósmosis, dejando a decenas de pacientes renales sin tratamiento y en riesgo de muerte. Así lo denunció Isaida Guido, presidenta del Comité de Pacientes Renales, en entrevista exclusiva con José Luis Morales para JLMNoticias.
- Falla Clínica recién inaugurada
- Pacientes sin hemodiálisis, riesgo real de muerte
- Empresa de espectáculos en el negocio de la salud
- “El servicio está garantizado”, dice el IMSS; “eso no es cierto”, responden pacientes
- Falta de logística, intimidación y pacientes “perdidos” en el sistema
- Amparos ignorados y jueces sin empatía, acusa comité
- “Nos quieren matar”: la frase que resume el sentimiento de los enfermos
- Llamado a la autoridad y a la sociedad
“Esto no es una gripita”, advirtió. Para un enfermo renal, faltar a una sesión de hemodiálisis puede significar paros respiratorios, agua en los pulmones y la muerte.
Falla Clínica recién inaugurada
La clínica nueva de hemodiálisis del IMSS, inaugurada el 1 de diciembre, dejó de operar en menos de ocho días por una falla en la ósmosis, el sistema que ultra purifica el agua con la que se realizan los tratamientos.
Sin esa purificación, el procedimiento no solo es inviable, sino potencialmente mortal por riesgo de infecciones.
Isaida explica que, desde reuniones previas con el delegado del IMSS y su equipo, se les prometió que habría máquinas de repuesto en caso de descomposturas. Esa promesa, afirma, no se cumplió:
“Nos dijeron que cuando una máquina se descompusiera iba a haber una de repuesto. A una semana de abrir la clínica, ya falló todo y no hubo nada de respaldo”.
La dirigente subraya que esto va más allá de si la clínica está “bonita” o no: el IMSS afirmó ante un juez que tenía capacidad para atender a más de mil pacientes subrogados, algo que el fin de semana quedó en entredicho.
Pacientes sin hemodiálisis, riesgo real de muerte
El testimonio es contundente: hubo pacientes que se presentaron desde muy temprano el sábado a la nueva clínica y fueron rechazados con la indicación de regresar hasta el lunes y recibir tratamiento hasta el martes. Es decir, cinco días sin hemodiálisis desde su última sesión del jueves.
“Son cinco días sin tratamiento… nuestro cuerpo ya no elimina toxinas ni agua. Eso nos puede llevar a la muerte”, alertó Isaida.
La presidenta del comité recuerda que una sola sesión de hemodiálisis en el sector privado puede costar entre 1,800 y 2,000 pesos, cifra imposible de cubrir para muchos pacientes que dependen del IMSS.
Por ello, no presentarse a la máquina no es una opción, y que el sistema falle por mala planeación, logística o infraestructura, es —en sus palabras— una sentencia de muerte administrada desde la institución.
Empresa de espectáculos en el negocio de la salud
Durante la entrevista, se recuerda que el contrato de esta nueva clínica de hemodiálisis fue otorgado a una empresa dedicada originalmente a espectáculos y conciertos, que ahora incursionó en el negocio de la salud.
El contraste es brutal: mientras existían clínicas con buen servicio, se decidió trasladar a los pacientes a un prestador distinto, sin experiencia previa en salud, y cuya clínica ya falló a los pocos días de operar.
Isaida remarca que el problema no solo es técnico, también es de decisiones administrativas y políticas que ponen por delante el negocio y no la vida de los enfermos renales.
“El servicio está garantizado”, dice el IMSS; “eso no es cierto”, responden pacientes
En su versión pública, el IMSS sostiene que el servicio de hemodiálisis está “plenamente garantizado” para los derechohabientes. Sin embargo, Isaida contradice de forma frontal ese discurso:
“Cuando el Seguro Social dice que el servicio de hemodiálisis está garantizado, eso no es cierto”, afirmó.
La dirigente narra que varios pacientes acudieron a sus clínicas subrogadas habituales con la hoja enviada por el Instituto, pero ahí se les informó que no podían atenderlos, pues el documento no estaba respaldado por un contrato formal con el IMSS: solo era “un papelito”.
Esto, señala, genera incertidumbre también en los empresarios de salud: nadie les garantiza el pago de esos servicios, y en medio de ese vacío administrativo quedan los pacientes, literalmente colgados a la suerte.
Falta de logística, intimidación y pacientes “perdidos” en el sistema
Isaida denuncia también falla total en la logística del IMSS:
- Pacientes que nunca fueron llamados para avisarles de cambios en su clínica.
- Otros que, al presentarse a donde siempre se dializaban, fueron mandados a la nueva clínica sin tener información previa.
- Horarios impuestos que no se ajustan a su realidad, especialmente para quienes viven en rancherías y comunidades alejadas.
“Hay pacientes que no han recibido ni una sola llamada. A otros los amedrentan con horarios que no les acomodan, y vienen de rancherías”, relató.
Además, algunas clínicas subrogadas reutilizan filtros para los tratamientos, una práctica que, aunque común, no siempre garantiza la mayor eficacia, menos aún cuando los pacientes ya arrastran una o dos sesiones perdidas.
Amparos ignorados y jueces sin empatía, acusa comité
Ante el riesgo que veían venir, los pacientes renales interpusieron amparos que derivaron en suspensiones definitivas a su favor desde septiembre. Pero, de acuerdo con Isaida, la respuesta del Poder Judicial fue desoladora: los jueces argumentaron que los pacientes “no son peritos” para decidir dónde deben recibir su tratamiento.
“Ahí está su respuesta, magistrados… checan esta obra desde un escritorio, sin vivir la enfermedad”, reclamó.
La lideresa anuncia que harán un nuevo llamado a Derechos Humanos y a los propios jueces, para que tengan empatía y entiendan que esto no es un tema burocrático, sino de vida o muerte.
“Nos quieren matar”: la frase que resume el sentimiento de los enfermos
La frase que da título a esta nota —“Nos quieren matar”— no es una exageración mediática, sino la síntesis del miedo que recorre al comité de pacientes.
Isaida, que además de representante es ella misma paciente renal, ha dedicado la última semana a buscar alternativas legales y organizativas, aun cuando su propia salud está comprometida:
“No saben la lucha que tenemos… a veces hablamos detrás de una pantalla sin saber lo difícil que es desprendernos de uno o dos pesos para pagar transporte, abogado, movilizarnos”, dijo.
Con el apoyo de un abogado que —relata— ha mostrado apertura, y con respaldo de clubes rotarios, los pacientes seguirán peleando, mientras el tiempo corre en contra de cada cuerpo que depende de una máquina para seguir con vida.
Llamado a la autoridad y a la sociedad
Desde el micrófono de José Luis Morales, Isaida hizo un llamado directo:
- Al IMSS, para que garantice con hechos, no con comunicados, el servicio de hemodiálisis.
- Al Poder Judicial, para que revise sus resoluciones con criterios médicos y humanos.
- A Derechos Humanos, para que abra una investigación urgente.
- A la sociedad, para que entienda que detrás de cada sesión fallida hay una persona que puede no llegar al siguiente tratamiento.
“Nos quieren matar” no es solo un grito de coraje: es una advertencia de lo que puede pasar si una clínica que falló en ocho días sigue siendo el destino obligatorio de cientos de enfermos renales en Aguascalientes.



