Todos conocemos el exquisito pan de muerto que representa parte esencial de nuestra cultura, pero ¿sabes de dónde surgió?
Existen muchas versiones al respecto. Guillermo Gutiérrez Díaz de León, secretario del Grupo de Industriales Panaderos de Aguascalientes (GIPAN), explicó al equipo de JLMNoticias que desde la época prehispánica ya se elaboraban panes similares, los cuales ahora simbolizan una tradición mexicana.

En aquel entonces, estos panes se elaboraban con amaranto u otros ingredientes como la miel de maguey y maíz, ya que no existía la harina de trigo. Incluso, algunas leyendas mencionan que llegaron a elaborarse con sangre.
Otra leyenda cuenta que el pan estaba preparado con los mismos ingredientes, pero aplanado como una tortilla. Este pan era utilizado como ofrenda en ceremonias dedicadas a los difuntos, en honor a Cihuapipiltin, protectora de las mujeres que morían en el parto.

También se dice que cuando los españoles llegaron a Mesoamérica, quedaron impactados con los rituales aztecas, en particular con una ceremonia en honor a los dioses difuntos, en la que se sacrificaba a una mujer y se extraía su corazón para colocarlo en una olla de barro llena de amaranto como ofrenda. Con el amaranto restante se elaboraba un pan que también se usaba como ofrenda.
El impacto fue tal que los españoles decidieron cambiar estas tradiciones y propusieron un pan de trigo con forma de corazón, cubierto con azúcar teñida de rojo para simular lo que antes se hacía. Sin embargo, no existe una historia concreta sobre cómo se transformó la forma del pan de muerto hasta hoy.
La primera receta oficial del pan de muerto apareció en 1938, en el Recetario de repostería selecta de Josefina Velázquez de León, cocinera y escritora originaria de Aguascalientes. Gracias a su trabajo, esta preparación se consolidó como parte esencial de la gastronomía mexicana.

¿Cuáles son sus ingredientes?
Los ingredientes principales son huevo, harina, leche y mantequilla. A estos se suman el anís y la naranja, que aunque no son básicos en la masa, le aportan un sabor y aroma característicos que distinguen al pan de muerto, dándole ese toque especial y tradicional que lo hace único.

Proceso de elaboración
El proceso inicia con el amasado, donde se unen todos los ingredientes. Guillermo explicó que, debido al gran volumen de producción requerido en el Pabellón del Pan, ubicado en el Festival Cultural de Calaveras 2025, se elaboran aproximadamente 3,000 panes de muerto que se regalan a los niños participantes, quienes también tienen la oportunidad de elaborar su propio pan. Además, se producen entre 700 y 900 panes adicionales para la venta, cantidad que puede variar según el fin de semana.
Después, se forma una bolita que será el cuerpo del pan de muerto. Las figuritas o “huesitos” que se colocan encima representan el esqueleto humano, y el círculo en el centro simboliza la cabeza del difunto.
Para este 2025 se espera que la venta de este tradicional pan genere una derrama económica de alrededor de mil millones de pesos. Esto representa un aumento del 3.5% en comparación con 2024, según la Cámara Nacional de la Industria Panificadora, Pastelera y Similares de México (CANAINPA).

Posteriormente el pan se hornea a 180 grados centígrados, el tiempo va variando según la cantidad de charolas que se ingresen. Guillermo comentó que el sabor y la textura dependen mucho del horno.
Tras hornearse, el pan reposa para agregar coberturas, que pueden ser chocolate blanco o semiamargo, o bien se pueden añadir rellenos. Nos comentó que la juventud suele preferir panes rellenos ya sean de fresa, nata con fresa, piña, zarzamora, cajeta o chocolate, además de las coberturas y otras especialidades. Sin embargo, mucha gente, en especial personas mayores siguen prefiriendo el pan tradicional con mantequilla y azúcar o incluso con ajonjolí.





Independientemente de sus recetas, texturas o sabores, el pan de muerto sigue siendo un referente cultural muy importante. En Aguascalientes, esta tradición es tan valorada que existe la Ruta del Pan de Muerto, una iniciativa que invita a recorrer distintas panaderías participantes para descubrir la riqueza de esta elaboración artesanal. Al comprar panes en cada una y sellar un pasaporte especial, las personas conectan con la vida y la muerte, simbolizando el cariño y homenaje hacia nuestros seres queridos que ya no están con nosotros.




