Luego de dos décadas de ausencia, México reapareció este martes 30 de abril ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sorprendiendo a los magistrados del máximo organismo judicial de Naciones Unidas.
Rompiendo con la norma, la delegación mexicana acudió a la vista sobre “medidas cautelares” en la disputa con Ecuador sin una planilla de juristas de renombre internacional.
La delegación mexicana, encabezada por la Embajadora de México en Países Bajos, Carmen Moreno, y el Consultor Jurídico, Alejandro Celorio, llegó al litigio en el Palacio de la Paz exclusivamente con funcionarios públicos.
Lo que no ocurrió en el caso de Ecuador que sí reforzó sus filas con miembros de despachos de reconocimiento global, algo que es habitual en los pasillos de La Haya; las delegaciones suelen sumar el apoyo de juristas cuyos nombres son familiares a los jueces de la Corte.
“Es poco común ver a una delegación conformada por funcionarios públicos y jóvenes. Es algo con lo que México está rompiendo moldes”, dice a EL UNIVERSAL Alejandro Celorio.
“Con ello, pretendemos contribuir a la transformación de las prácticas de la misma Corte, sé que de alguna manera está controlada o el protagonismo es de solo un grupo de personas. Estamos trayendo a la Corte nuevas voces”.
En contraparte, Quito trajo a La Haya peso pesado, como el veterano Michael Wood, asesor jurídico de la Cancillería británica durante la crisis desencadenada por la guerra de Irak y la incursión armada de la coalición internacional.
También figura Sean Murphy, reconocido profesor de derecho internacional de la Universidad de George Washington y miembro asociado del Instituto de Derecho Internacional.
Otro personaje destacado es Omri Sender, Jefe del Grupo de Derecho Internacional Público de S.
Horowitz & Co. El experto representó al Estado de Israel a principios de enero en la CIJ en su defensa por la demanda presentada por Sudáfrica por la supuesta violación del Convenio para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio en la Franja de Gaza.
“Representa un alago, porque si nos subestimaran quizás habrían venido con el Embajador”, asegura Celorio.
“Lo tomo como un halago que hayan contratado despachos de mucho prestigio y experiencia”, insistió.
Hace 20 años México acudió a La Haya para demandar a Estados Unidos por la violación de los derechos consulares de ciudadanos mexicanos condenados a muerte, el llamado “caso Avena”.
Ahora volvió en el contexto de una acción inédita, la violenta irrupción de una Embajada en un país extranjero y la violación de los principios más fundamentales de la convivencia entre las naciones.
Este martes la CIJ comenzó a examinar la solicitud de México para ordenar a Ecuador la adopción de medidas cautelares.
México afirma que existe riesgo de daño inminente e irreparable para la Embajada en Quito, abandonada a su suerte desde la suspensión de las relaciones bilaterales en reacción a la violenta irrupción por parte de las fuerzas ecuatorianas del recinto diplomático para detener al exvicepresidente Jorge Glas, refugiado allí y perseguido por la justicia.
En concreto, a México le preocupa que las instalaciones sufran daños y los documentos confidenciales propiedad de la nación sean sustraídos por el Gobierno ecuatoriano u otros actores.
El examen sobre medidas cautelares inició con la presentación de los argumentos por parte de la delegación mexicana.
Este miércoles tocará lo propio a Ecuador, que deberá responder a los hechos, los argumentos y las acusaciones elaboradas por la delegación mexicana y expuestas en formato oral, escrito y visual.
La disputa diplomática que confronta a México y Ecuador ha iniciado su curso en la sede del máximo órgano judicial de la ONU, con rostros de juristas afamados y otros completamente desconocidos en el competitivo y feroz universo del litigio transfronterizo.