El líder y fundador de la Familia Michoacana, José de Jesús Méndez Vargas, alias “El Chango Méndez”, perdonó la vida a Nemesio Oseguera, “El Mencho”, actual cabeza del Cártel Jalisco Nueva Generación y considerado uno de los capos más poderosos y sanguinarios. Sin embargo, ese perdón le costó muy caro.
La montaña rusa de la Familia Michoacana
A principios del año 2000, la Familia Michoacana, fundada y liderada por José de Jesús Méndez Vargas, alias “El Chango Méndez”, tenía una gran presencia y era uno de los principales distribuidores de droga, enviando grandes cargamentos de metanfetaminas y cocaína a Estados Unidos.
Tras la muerte de Nazario Moreno, su socio cofundador, el 9 de diciembre de 2010, se desató una lucha interna por el poder entre Jesús Méndez y Servando Gómez Martínez, alias “La Tuta”, lo que los convirtió en enemigos.
A raíz de la ruptura de la Familia Michoacana, surgió la organización criminal Los Caballeros Templarios, que “La Tuta” fundó junto con Enrique Plancarte Solís. Este nuevo grupo desató violentos enfrentamientos contra los seguidores de su antiguo aliado, Méndez Vargas, quien, ante los ataques, se vio forzado a buscar alianzas con grupos antagónicos, entre ellos “Los Zetas”, conocidos por su brutalidad.
¿Quién es José de Jesús Méndez Vargas, uno de los 29 capos que México entregó a Estados Unidos?
José de Jesús Méndez Vargas nació el 28 de febrero de 1974 en El Aguaje, Michoacán. Se inició en las actividades delictivas a finales de los noventa, por invitación de Carlos Rosales Mendoza, “El Tísico”, quien trabajaba en coordinación con Armando Valencia Cornelio.
En sus inicios en el narcotráfico, se desempeñó como sicario del Cártel del Golfo, bajo el mando de Osiel Cárdenas Guillén.
Ante el debilitamiento de esta organización, Méndez Vargas se alió con Nazario Moreno González, “El Chayo”, y Carlos Rosales Mendoza, con quienes fundó el cártel de la Familia Michoacana, caracterizado por la incorporación de una ideología religiosa en sus actividades criminales.
“Los Doce Apóstoles”
Dentro de su estructura, la Familia Michoacana tenía una particularidad: comenzó a mezclar creencias e ideologías religiosas con su actividad delictiva, interpretando la Biblia de manera conveniente y estableciendo un supuesto “régimen moral” entre sus miembros, quienes tenían prohibido consumir la droga que traficaban.
“El Chango Méndez”, quien también era llamado “El Pastor”, se encargaba del reclutamiento y adoctrinamiento de nuevos integrantes, inculcándoles esta ideología. Su círculo más cercano de sicarios, llamado “Los Doce Apóstoles”, tenía la tarea de protegerlo y ejecutar órdenes de asesinato contra rivales.
Entre quienes integraban este círculo destacan los nombres de Ignacio Rentería Farías, “El Franky”; Gustavo Malfavón, “El Tavo”; Alfonso Morales, “La Moraleja”; Javier Barragán, “El Borrado”; y Sergio Pérez, “Checo”.
Gracias a esta estrategia, Méndez Vargas fue visto como un líder en ascenso. Su socio, Nazario Moreno, también adoptó este discurso, llegando a autodenominarse “enviado de Dios”.
Cabezas y granadas
Después de enemistarse con el Cártel del Golfo y su brazo armado, Los Zetas, debido a su desacuerdo con la violencia extrema que ejercían sobre los michoacanos, la Familia Michoacana anunció su fundación y comenzó la “caza” de sus rivales.
El 6 de septiembre de 2006, aproximadamente a la una de la mañana, un grupo de al menos 20 sicarios arribó al bar “Sol y Sombra”, en Uruapan, Michoacán.
Una vez en la pista de baile, vaciaron varias cabezas humanas de bolsas negras ante la mirada de los presentes, sembrando el terror en el lugar.
Antes de retirarse, dejaron un mensaje en el que anunciaban su conformación con el siguiente texto: “La Familia no mata por paga, no mata mujeres, no mata inocentes, se muere quien debe morir, sépanlo toda la gente, esto es justicia divina”, y enseguida lanzaron granadas.
A través de narcomantas colocadas en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, en la capital Morelia, la Familia Michoacana se dio a conocer.
El perdón que pagó caro “El Chango Méndez”
Aunque no existe una versión completamente confirmada de este episodio, múltiples fuentes periodísticas y reportes de investigación han mencionado que cuando “El Mencho” daba sus primeros pasos en el narcotráfico, “El Chango Méndez” le perdonó la vida.
En 2003, Nemesio Oseguera era un sicario de bajo rango del Cártel de Los Valencia, el cual operaba en Jalisco y Michoacán, al igual que la Familia Michoacana. En medio de la disputa por el control de la región y el tráfico de metanfetaminas, ambas organizaciones entraron en un violento conflicto.
Durante uno de estos enfrentamientos, Oseguera, de 37 años, fue capturado por la Familia Michoacana y llevado ante José de Jesús Méndez Vargas, de 29 años. A pesar de tenerlo a su merced, “El Chango Méndez” decidió liberarlo. Hasta la fecha, se desconocen las razones exactas de esta decisión y el contenido del diálogo que sostuvieron.
Algunos informes indican que Méndez Vargas se conmovió ante los ruegos de “El Mencho” por su vida, mientras que otros sostienen que no lo consideró una amenaza. Lo cierto es que esta decisión tuvo consecuencias devastadoras.
La caída de “El Chango Méndez”
Finalmente, José de Jesús Méndez Vargas fue capturado el 21 de junio de 2011 en Aguascalientes. Recientemente, las autoridades mexicanas lo entregaron a Estados Unidos junto con otros 28 líderes criminales.
Hace unos días, el CJNG anunció, mediante un video, que mataría a toda la familia Méndez y también a la de Nazario Moreno, “El Chayo”, luego de ejecutar a Diego Jesús Méndez, “El Changuito Méndez”, hijo de José de Jesús, y a su hermana, Berenice Méndez Vargas, “La Bere”.
En ese mismo video, acusaron a la Familia Michoacana de asesinar inocentes. Sin embargo, el pasado 5 de marzo, el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco localizó en el Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, un campo de adiestramiento presuntamente dirigido por el CJNG, donde encontraron cientos de pares de zapatos, prendas de vestir de las víctimas y hornos crematorios clandestinos, donde se presume fueron torturadas, ejecutadas e incineradas más de 200 personas inocentes.