Este dos de abril se conmemora el día Mundial del Autismo, con el propósito de visibilizar y conocer cada vez más sobre esta condición que afecta a un gran número de personas en el mundo, siendo desde la infancia donde se presentan los primeros síntomas.
La iniciativa fue impulsada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 18 de diciembre de 2007, estableciéndose el 2 de abril como el Día Mundial de la Concientización del Trastorno del Espectro Autista (TEA), ya que coincidía con la entrada en vigor de la convención sobre los derechos de las personas con discapacidad.
La determinación de que el TEA tenga una fecha conmemorativa se dio ante la necesidad de concientizar más sobre su condición y terminar con los estereotipos y discriminaciones que padecen dentro de la sociedad.
¿Qué es el TEA?
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición neurológica que afecta el desarrollo social, la comunicación y el comportamiento de quienes lo padecen. Aunque su impacto varía en cada individuo, el diagnóstico temprano y un ambiente adecuado pueden mejorar significativamente su calidad de vida.
A nivel médico, el autismo no tiene una única causa identificada. Se cree que es el resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales que afectan el desarrollo cerebral y se estima que alrededor del uno por ciento de la población mundial lo padece.
Estudios han demostrado que ciertas mutaciones genéticas pueden aumentar el riesgo, al igual que factores externos durante el embarazo, como infecciones maternas o exposición a toxinas. Sin embargo, no hay evidencia científica que relacione el autismo con el uso de vacunas, como en su momento se especuló erróneamente.
Síntomas más comunes del TEA
Los síntomas pueden presentarse de forma diferente en cada persona, pero los más comunes incluyen:
Dificultades en la interacción social: Falta de contacto visual, dificultades para comprender expresiones faciales o problemas para establecer amistades.
Alteraciones en la comunicación: Retraso en el habla, uso repetitivo de palabras o frases, o dificultades para mantener una conversación.
Comportamientos repetitivos y restringidos: Movimientos repetitivos (como aleteo de manos), apego estricto a rutinas y resistencia al cambio.
Hipersensibilidad o hiposensibilidad: Reacciones extremas a sonidos, luces o texturas, mostrando incomodidad o, en algunos casos, falta de reacción.

¿Cómo y a qué edad se diagnostica el autismo?
El autismo puede detectarse desde los primeros años de vida, generalmente entre los 12 y 24 meses de edad, aunque algunos casos pueden confirmarse más tarde. El diagnóstico se basa en la observación del comportamiento del niño y en evaluaciones clínicas realizadas por especialistas como neurólogos, psicólogos y pediatras del desarrollo.
Existen herramientas como la Escala M-CHAT-R/F, un cuestionario para padres que ayuda a identificar signos tempranos del Trastorno del Espectro Autista. Sin embargo, el diagnóstico definitivo se obtiene a través de evaluaciones más completas realizadas por expertos.

¿Cuál es el tratamiento del Autismo?
El autismo no tiene cura, pero con una intervención temprana y terapias especializadas, las personas con TEA pueden desarrollar habilidades que les permitan una mejor integración social y una mayor autonomía.
Algunas estrategias de tratamiento incluyen:
Terapia del habla y lenguaje: Para mejorar la comunicación verbal y no verbal, que le permitan desarrollar habilidades de interacción social y participar de manera afectiva dentro de la comunidad.
Terapia ocupacional: Tiene la finalidad de fortalecer habilidades motoras y de autonomía. Hay que hacer exigencias de acuerdo al nivel de desarrollo, utilizando un lenguaje adecuado y respetuoso sin alteraciones.
Terapia conductual (ABA – Análisis de Conducta Aplicado): Es una terapia que ayuda a los niños con autismo y otras discapacidades que ayuda a modificar conductas repetitivas, reducir comportamientos problemáticos y mejorar la adaptación social.
Apoyo educativo especializado: En escuelas inclusivas o con adaptaciones según las necesidades del niño, incluyen rutinas, adaptaciones curriculares, apoyos visuales y terapias.

¿Cuál es el ambiente ideal para una persona con TEA?
El apoyo del entorno familiar es fundamental para el bienestar de una persona con TEA. Para el correcto desarrollo de las personas con el Trastorno del Espectro Autista es recomendable brindarle un entorno fraternal saludable, algunos puntos importantes que se deben considerar son:
Paciencia y comprensión: Cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje y adaptación, es por ello que estos dos aspectos son indispensables para un correcto desenvolvimiento dentro del entorno familiar.
Rutinas estructuradas: Las actividades regulares ayudan a reducir la ansiedad en personas autistas, mantienen su estabilidad en su vida diaria. Algunas rutinas estructuradas que se pueden incluirse en su día a día son por ejemplo: Cepillarse los dientes, vestirse, desayunar, preparar la comida, limpiar, dormir una siesta, salir al parque, entre muchas otras.
Estimulación temprana: Existe una gran variedad de actividades que se pueden aplicar para ayudar en la estimulación del niño autista, entre los que destacan: los juegos de imitación, construcción o de rol, actividades musicales o sensoriales y ejercicios que fomenten el desarrollo social y cognitivo.
Evitar la sobreestimulación: Reducir ruidos fuertes, luces intensas o cambios bruscos en el entorno, son aspectos que ayudan mucho a su desarrollo, un ambiente tranquilo puede resultar muy favorable.
Involucrar a la familia: Los miembros de toda la familia juega una pieza importante para el ambiente idóneo del paciente con TEA, por eso es indispensable que tanto padres, hermanos, como su círculo más cercano convivan de manera saludable con él, no obstante familiares como primos, tíos y otros integrantes deben ser informados y sensibilizados sobre el autismo.

Aunque el autismo presenta desafíos, con el apoyo adecuado y un entorno comprensivo, las personas con TEA pueden desarrollarse plenamente y aportar de manera única a la sociedad.